“La oscuridad engendra la violencia
y la violencia pide oscuridad
para cuajar el crimen.
Por eso el dos de octubre aguardó hasta la noche
Para que nadie viera la mano que empuñaba
El arma, sino sólo su efecto de relámpago”.
Rosario Castellanos
Memorial de Tlatelolco
Hoy se cumplen 47 años, cerca de cinco décadas y a punto de cumplir medio siglo de los trágicos y violentos hechos que sucedieron en la Plaza de las Tres Cultura aquel 2 de Octubre de 1968, en donde perdieron la vida muchos estudiantes universitarios, que marcharon y se concentraron en Tlatelolco. Su única demanda fue la exigencia de libertades políticas y un alto a la represión.
También han pasado varios sexenios desde aquel de Gustavo Díaz Ordaz, que se atrevió a acusar a los estudiantes de encabezar “un complot comunista”; después llegaría Luis Echeverría Álvarez, el secretario de gobernación de Díaz Ordaz, quien impulsó la creación del PST (Partido Socialista de los Trabajadores en 1971) de Rafael Aguilar Talamantes, Graco Ramírez y poco después el PFCRN en donde se integró Jesús Ortega y su grupo. En su gobierno tomó fuerza la Policía Federal de Seguridad, que persiguió, infiltró y se dedicó a tortura a varios movimientos sociales que surgieron después del 68.
Más adelante llegaría José López Portillo con Fernando Gutiérrez Barrios y Arturo Durazo en la policía del Distrito Federal, quienes marcaron una época de persecución y grotescos abusos policiacos que burlaron los derechos humanos. Durante este gobierno, nacionalizó la banca, se devaluó el peso mexicano y se vivieron uno de los peores y difíciles tiempos para la economía mexicana. Con Miguel de la Madrid Hurtado, las cosas no fueron diferentes y apareció como su secretario de Hacienda Carlos Salinas de Gortari, con esto comenzaron los tiempos para desarrollar el neoliberalismo económico. El PRI sufre su primera escisión histórica con la salida del ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano y Porfirio Muñoz Ledo entre otros, por la imposición de Salinas de Gortari quien se convierte en un Presidente muy cuestionado por el “fraude patriótico” de 1988. Durante su sexenio abre las puertas para el Tratado de Libre Comercio y la apertura del comercio en México. En este periodo se funda el PRD y con ello también se da el mayor número de persecución, represión y muertos por el salinismo. El Primero de enero de 1994 se presenta en San Cristóbal de las Casas el EZLN (ejército zapatista de liberación nacional) y el salinismo entra en una crisis política y actúa en consecuencia enviando al Ejército, más adelante conforma una comisión encabezad por Manuel Camacho Solís y Luis H. Álvarez entre otros para buscar una salida política al conflicto en Chiapas.El sub Marcos se convierte en un icono para muchos grupos y defensor de las causas indígenas, su movimiento crece y recibe una amplia solidaridad. Casi al final de su gobierno, Salinas impone por encima de Camacho Solís a Luis Donaldo Colosio, poco después en un mitin en Lomas Taurinas en Tijuana, asesinan a Colosio. De esta forma el salinato y el PRI designan a Ernesto Zedillo Ponce de León, como candidato a la presidencia de la República y lo hace presidente. Un sexenio gris, sin rumbo y abiertamente neoliberal. Aguas Blancas y Acteal fueron dos actos represivos, uno en contra de indígenas desplazados de Chiapas y el otro en contra de campesinos del estado de Guerrero. Finalizó el zedillismo con la entrega del gobierno a los panistas que para esos momentos tenían como su aspirante externo a Vicente Fox Quesada.
Tuvieron que pasar cinco presidentes y cinco sexenios del PRI después del movimiento de 1968 para que el PAN llegará al poder sin que nada le costara.
Un partido que nunca hizo nada por los mexicanos, que solo llegó y empujó un muro que la izquierda había estado golpeando bajo duras batallas y durante muchos años.
Fox Quezada representó la supuesta alternancia y el voto útil entre la sociedad mexicana para que pudiera ganarle al PRI. Fue un gobierno de ocurrencias y sin proyecto alguno, salpicado de inventos y sin cambiar nada de lo dejado por el PRI. El foxismo jamás se atrevió a desmantelar al viejo régimen y mucho menos amplió y consolido la democracia. El ejemplo más claro fue su esposa Martha Sahagún y sus volantazos para encabezar un país. En “10 minutos” casi acabó con la Nación.
El hartazgo social hacia el PRI y la aún poca credibilidad de la gente con el PAN, más el apoyo de algunos gobiernos priistas, lograron que Felipe Calderón Hinojosa, “ganará” por un margen muy reducido de poco menos de unos 40 mil votos al candidato de la izquierda de ese entonces, Andrés Manuel López Obrador en el 2006.
1988 y 2006 fueron dos periodos de tiempo en donde la izquierda partidaria encabezada por el PRD, tuvo la posibilidad de alcanzar el poder político en México. Sin embargo el PRI primero y después el PAN ambos bajo complicidades mutuas y por intereses comunes, evitaron e hicieron alianza para que la izquierda legal no llegará a gobernarnos. Actualmente este PRD ya no es de izquierda y mucho menos una alternativa, como lo menciono un senador perredista.
El segundo régimen de los panistas, solo demostró una cosa: la derecha no sabe gobernar, solo sabe ganar dinero para ella misma. El gobierno calderonista, tampoco demostró capacidad política, social y económica para dirigir al país. Calderón Hinojos tuvo miedo para desmontar las herencias y la cultura del viejo régimen tricolor, no se atrevió a tocarlos y mantuvo como intocables sus resortes de poder. Fue una administración que en nada se diferenció de las anteriores, con políticas públicas sin objetivos claros y en donde la pobreza y la inseguridad ganaron terreno. Un gobierno sin consenso social, sin apoyo popular. Un presidente sin partido y con una burocracia partidaria ambiciosa y corrupta.
La recuperación priista
Dejaron que el PRI se transformara, que se recuperara y ante el fracaso de la derecha partidaria de nueva cuenta el revolucionario institucional regreso al gobierno y ha empezado a restaurar el viejo régimen para no volverlo a dejar.
Enrique Peña Nieto, reconstruyo la unidad partidaria, dividió su administración entre la antigua burocracia política y sus cuadros más cercanos del grupo que lo llevó al poder. Entregó el control del Poder legislativo a dos viejos lobos de mar: Manlio Fabio Beltrones y Emilio Gamboa.
Metió presión a las llamadas reformas estructurales y pagó el precio que fuera a las elites de las dos principales fuerzas políticas: PAN y PRD. Así vieron nacer el conocido “Pacto por México” y se presentó como el régimen de las reformas y del moviendo a México. Su oferta la vendieron bien al exterior.
Disfrazaron y construyeron un entramado legal para privatizar la principal industria que aún quedaba en el país: PEMEX. No les importó nada, cambiaron la historia y hoy ofertan a las empresas mexicanas y trasnacionales la explotación y refinación del petróleo mexicano.
Otra de sus reformas avaladas por la derecha y la izquierda fue la reforma educativa, un proyecto complejo que pasa por desmantelar los derechos laborales de los maestros. Una reforma muy apresurada y sin consenso del magisterio nacional, que busca a toda prisa cambiar el actual sistema educativo en México. Con el objetivo de privatizar poco a poco la educación formal y lograr la calidad educativa en un país de muchos pobres y pocos ricos.
Esta administración es otra más de las que hemos visto en nuestro país, ningún proyecto de nación en beneficio de las mayorías; la misma política económica neoliberal; los mismos de siempre; las mismas elites de un PRI reconstruido; el mismo rumbo y con un país muy polarizado entre el norte y el sur.
Grandes flujos sociales y poblaciones en la misma pobreza de antes; gobiernos locales con mañas y hábitos caciquiles; jóvenes sin alternativas viables; bajos salarios y familias completas que no alcanzan a progresar en lo mínimo.
Políticas públicas para combatir la pobreza como las implementadas por SEDESOL que solo sirven para la promoción política de sus ex funcionarios; una delincuencia que no cede y tampoco se combate; alto crecimiento y dispersión de los grupos delincuenciales; una crisis económica que no nos permite crecer; alta dependencia económica de los EU; devaluación del peso; empresarios mexicanos sin visión social y un desempleo creciente.
A esto le sumamos los asuntos sociales de Tlatlaya; la insurgencia del magisterio organizado en la coordinadora nacional de la CNTE; la impunidad sobre los casos de Casa Blanca y un tema muy caliente que sigue sin respuestas oficiales sobre la desaparición de los 43 estudiantes normalistas de Ayotzinapa, algo que nunca debió suceder.
Con una vida democrática muy cuestionada y de poca calidad, en donde nuestra democracia poco a apoco se devalúa y se desgasta. Sin embargo, las burocracias partidarias siguen manteniendo el control de los espacios legislativos, ante el hartazgo social hacia ellos y una crisis partidaria que se niegan a revisar.
He querido presentar este pequeño contexto después de los hechos del movimiento estudiantil del 68, para repensar al país.
Ahora cabe decir que más allá de la nostalgia por el 2 de octubre, de tantos actos conmemorativos, de protestas que se programan y de disfraces “revolucionarios”, bien vale la pena hacer un alto y reflexionar que sigue y qué hacer. Porque es casi medio siglo el que está por cumplirse de estos hechos trágicos y los grandes problemas nacionales ahí siguen, solo han cambiado de color, pero son los mismos.
La encuesta de Mitofsky
Ahora bien, a las nuevas generaciones de jóvenes de verdad no creo que les interese todo lo sucedido el 2 de octubre del 68. Por esto les presento como ejemplo algunos datos que la encuestadora Mitofsky levanto sobre este día histórico, solo para valorar:
(…) Este acontecimiento marca un parteaguas en la historia de nuestro país y una de las consignas que acompañan cada año a las manifestaciones con motivo de este evento es “2 de octubre NO se olvida”, para conocer qué tan cierta es esa afirmación, consultamos a 1,000 ciudadanos en una encuesta nacional en viviendas realizada por CONSULTA MITOFSKY.
¿Qué se recuerda en México el 2 de Octubre?
Un 46 por ciento recuerda a la matanza de estudiantes en Tlatelolco de 1968.
Un 53.9 por ciento recuerda otras cosas o “no sabe”
“9 de cada 20 ciudadanos mayores de 18 años, saben con relativa precisión lo que se recuerda en México el 2 de octubre, cifra que la ubica en el nivel de nuestras fechas cívicas y supera incluso al 5 de febrero.”
“Las fechas más recordadas no son cívicas sino comerciales o religiosas (Días de la Madre, de la amistad, de la Virgen de Guadalupe, del Niño y de Muertos), y del calendario cívico, el aniversario de la independencia el más recordado”. La primera tiene un 95.1 por ciento, la segunda el 93.4, la tercera con 93.3, luego 91.7 y la última tiene un 86.8.
“Los que más conocen lo ocurrido el 2 de octubre de 1968 son los mayores de 50 años, los que han cursado estudios universitarios y los ciudadanos de nivel socioeconómico alto, aunque en todos los grupos el conocimiento es mayor al 40%.”
Finalmente subrayo que sin memoria histórica en el país, será muy difícil comprender los aportes que dejaron los jóvenes que encabezaron este movimiento estudiantil.Estas batallas que protagonizaron los estudiantes abrierony cuestionaronel sistema autoritario del partido de Estado.
Más adelante en 1979 llego la primera reforma electoral que permitió su registro al entonces Partido Comunista Mexicano (PCM) y rompió el bipartidismo del PRI y PAN quienes junto a sus partidos satélite le daban legitimidad al sistema político mexicano.
El 68 permitió ver que la vía electoral podía ser una alternativa para muchos movimientos sociales y de izquierda para lograr hacer algunos cambios dentro del propio sistema.
Después llegarían otras reformas electorales que le darían vida a lo que hoy es el INE.
El 68 es un antes y un después por lograr alcanzar las libertades políticas y públicas en el país, sobre todo ante un control único que del partido de la “dictadura perfecta”.
El 68 demostró el autoritarismo del PRI y sus viejas formas del control político sobre las instituciones. Lo mismo que la complicidad de la derecha panista que nunca levantaron la voz para protestar en contra del régimen y mucho menos salió a defender a los estudiantes.
Con este movimiento se fortaleció la universidad pública y la propia autonomía universitaria.
Sin el parteaguas del 68 hubiese sido aún más difícil y con muchos costos conseguir la apertura política y la democracia, misma que no fue ninguna concesión. De ahí que las luchas de la izquierda mexicana por democratizar la vida en el país y combatir las injusticias sociales siempre fueron en combatir lo que edifico el tricolor.
Lo mismo sucedió con la derecha conservadora del PAN, con está nada nos unía, nunca hubo coincidencia alguna y las visiones sociales y políticas eran totalmente diferentes, estos bribones solo querían el bien común para una clase determinada y solo encabezaron sus demandas en contra de la corrupción y nada más. Jamás cuestionaron de fondo al régimen priista, nunca protestaron, nunca se movilizaron, solo esperaban los votos del descontento en las urnas, para nada exigieron transformaciones estructurales, les daba miedo y el poder solo lo querían que les llegará por la “gracia de dios”.
La historia
He aquí algunas de las últimas frases de aquel histórico movimiento estudiantil del 2 de octubre del 68: “Díaz Ordaz se atrevió a decir "Estoy muy orgulloso de haber podido ser presidente de la República y haber podido, así, servir a México. Pero de lo que estoy más orgulloso de esos seis años es del año de 1968, porque me permitió servir y salvar al país, les guste o no les guste", lo dijo siendo embajador en España.”
“Los estudiantes de aquel entonces aseguraban que la cifra de muertos en la Plaza de las Tres Culturas en Tlatelolco fue de más de 300; sin embargo, las autoridades afirmaban que hubo entre 20 y 30 fallecidos”
“Según las cifras oficiales, 15 mil proyectiles fueron disparados, hubo ocho mil militares presentes, además de 300 medios armados entre tanques, medios blindados y jeeps con ametralladoras.
“EL BATALLÓN OLIMPIA. Era el mismo equipo encargado de la seguridad durante los Juegos Olímpicos de 1968”
2 DE OCTUBRE NO SE OLVIDA. Es la frase que ha acompañado por años a la Marcha que conmemora la matanza de 1968.
CULPARON A LOS ESTUDIANTES La versión del gobierno de entonces fue culpar a los estudiantes de provocar el enfrentamiento con el Ejército. En realidad el gobierno urdió un plan y ordenó disparar contra una multitud desarmada en la Plaza de las Tres Culturas. Así lo confirman testimonios de soldados, víctimas y testigos de los hechos.
Entre el 26 al 29 de julio de 1968, varias escuelas entran en un paro de labores, los granaderos y el Ejército entran a varias de las escuelas. La madrugada del 28 de agosto de 1968, se abren las puertas del Palacio Nacional, de donde salieron tanques del Ejército para dispersar a los manifestantes. El 13 de septiembre de 1968, tiene lugar "La marcha del silencio", donde los manifestantes marcharon con pañuelos en la boca. El 18 de septiembre de 1968, el Ejército invade la Ciudad Universitaria de la UNAM. El 24 de septiembre de 1968, el Ejército invade el Casco de Santo Tomás, uno de los campus del IPN. El 1 de octubre de 1968, el Ejército se retira de la UNAM y el IPN.
PLIEGO PETITORIO DEL CONSEJO NACIONAL DE HUELGA DE 1968
1) Libertad a los presos políticos, 2) destitución de los generales Luis Cueto Ramírez, Raúl Mendiola y del teniente coronel Armando Frías. 3) extinción del cuerpo de granaderos. 4) Derogación de los artículos 145 y 145 bis del código penal (delito de disolución social), 5) indemnización a las familias de los muertos y a los heridos víctimas de las agresiones en los actos represivos iniciados el viernes 26 de julio, 6) deslinde de las responsabilidades de los actos de represión y vandalismo realizados por las autoridades a través de los policías, los granaderos y el ejército.