La ciudad de Puebla es una de las más hermosas e importantes como otras que hay en el país, su Centro Histórico es Patrimonio de la Humanidad y la Catedral es un símbolo histórico de la conquista española. 
El edificio Carolino es el referente jesuítico de la universidad, así como todas las  casonas de corte porfiriano y las iglesias que rodean al centro son la viva imagen de una ciudad que sigue resistiendo el paso acelerado de los años y las agresivas formas de un desarrollo urbano que todo lo consume.
Hoy nuestra ciudad como el Distrito Federal, Guadalajara y Monterrey, entre otras tantas, se han convertido en unas metrópolis que todos los días crecen de manera desordenada y en donde lo que prevalece son los grandes desarrollos comerciales y habitacionales para el consumo de clases medias y altas.
Nuestra ciudad ha tenido un crecimiento brutal y mal planeado, hoy corre hacia todos lados y la vida citadina de una capital provinciana, tarde o temprano empezará a desaparecer y solo quedará su centro histórico como referente colonial.
La mayoría de los barrios poblanos están despoblados, sus habitantes y su cultura del arraigo cultural está emigrando hacia otros centros habitacionales y de trabajo. 
De los barrios solo quedan sus nombres y algunas viejas tradiciones comunitarias, las casas o departamentos lucen vacíos y sus fiestas patronales son poco concurridas.
Por ejemplo Xonaca, Xanenetla, San Miguelito, El Tamborcito, El Refugio, El Alto, El Parral o Santiago de los más ubicados, solo hay poca vida en ellos. 
En el barrio de Santiago, actualmente solo existe su iglesia, porque la UPAEP absorbió en estos años su vida y todas su calles, lo convirtieron en dormitorio estudiantil y en una zona de comercios y ambulantes, en donde una fuerte presencia de estudiantes de otras entidades han logrado eliminar cualquier forma de convivencia barrial. Los servicios escasearon, el agua es insuficiente y las casas son habitaciones que se alquilan. 
El consumo de alcohol se incrementó y actualmente es una zona comercial sin orden y que en tiempos de vacaciones, parece un fantasma dicho barrio. 
Los pocos mercados tradicionales y conocidos entre semana lucen vacíos y solo los fines de semana se ven concurridos, porque las pocas familias llegan a ellos a comprar y otros a desayunar o comer en sus cocinas tradicionales. 
El de la 18 Poniente y la Acocota son los más vistos, porque el Venustiano Carranza desapareció y el del Parral ya solo ofrece cemitas y hay algunos pequeños puestos de frutas y legumbres.
En las pequeñas plazas públicas que rodean al centroestás son sucias y están en mal estado,las jardineras descuidadas y ahí en donde el famoso instituto municipal de la cultura debería de estar, no lo está.
Ahí en donde debería de generar ambientes culturales, no lo ha hecho. Ahí en donde sus promotores deberían de impulsar, promover y crear públicos no lo hacen. Están en su estado de confort dizque haciendo cultura y es la de siempre.
No hay nada en esos espacios, en lo que queda de los barrios tampoco y mucho menos espacios culturales para las expresiones de los jóvenes. Estas plazas son centros de trabajo para prostitutas y para dormir de muchos teporochines.
Lo único que se observan los domingo para los ciudadanos que llegan al centro y para el turismo son unos “jodidios payasos”, que no divierten y solo muestran sus vulgares actos medio circenses que solo ofenden. O más aún,solo se observan concursos de danzones para los señores de la tercera edad. Nada que genere cultura para el ocio social.
Para seguir recreando la vida urbana del centro, podemos medio decir que esta empieza a tener vida después de las 8 de la mañana y se deja morir después de las 8 de la noche. Solo siguen con vida los restaurantes, taquerías y algunos cafés del primer cuadro.
 Entonces el portal que esta sobre la 5 de Mayo, para eso de las nueve de la noche poco a poco se empieza a poblar de indigentes que extienden sus viejos cartones y cobertores para agarrar un rincón y dormir sobre todo el corredor. Estas personas pasan a mostrar la otra imagen real de la marginación social al zócalo de la ciudad. Lo mismo sucede en el atrio de la Catedral que sirve como asoleadero de los teporochos, que siguen bebiendo sus pequeños cuartos de alcohol adulterado.
Los que caminamos y caminan sobre las calles del primer cuadro, hemos podido notar, que estas muestran un deterioro muy marcado y se ven acabadas por el tiempo, los corredores de la cinco de mayo están muy descuidados, sucios y con grandes lajas levantadas. Hay pocas bancas y los  recipientes de basura son pocos.
Las autoridades municipales nunca las han lavado, nunca las han arreglado y nunca han puesto más recipientes de basura. Han descuidado el centro.
Más aún, tenemos que sumar a esto que los ciudadanos poblanos son y somos muy sucios, todo tiran a las calles y luego de esto, los vendedores ambulantes dejan su basura en las calles que ocupan.
No entendemos porqué las autoridades municipales están dejando que se muera el centro de la ciudad. Nada les cuesta cuidarlo, mejorar sus calles, limpiarlo, sanearlo y hacerlo caminable para seguirlo disfrutando.
Ahora bien, los peatones de esta ciudad, los que todos los días caminan y caminamos requerimos que las autoridades mejoren y cambien las calles del centro y también de otras partes más. Las acalles son un espacio vital para los ciudadanos, son parte de su vida diaria, en ellas platicamos solos, hablamos y las compartimos con más ciudadanos con los que todos los días nos cruzamos o nos saludamos.
 Sin embargo siempre llegan los inconvenientes y es aquí cuando aparecen los llamados ambulantes, mismos que han existido en esta y en las demás administraciones municipales y ninguna ha podido resolver este tema social.
Pero eso sí, todos los ayuntamientos y sus funcionarios en turno, vienen repitiendo las mismas frases de siempre: que ahora si se resolverá el problema de los vendedores ambulantes.
Prometen que en horas, días o semanas las calles de la ciudad quedaran limpias y al siguiente día nuevamente aparecen los mismos grupos. Porqué nos engañan
Es verdad que los ambulantes en esta y otras ciudades del país, existen y son parte del discurso  social, también nos mencionan que son resultado de la actual crisis económica. Pues bien, hay ambulantes que viven muy bien y obtienen ganancias sin ningún pago de impuestos.
Los ambulantes son cadenas de corrupción entre los funcionarios municipales; los ambulantes dejan muchas ganancias indebidas; los ambulantes generan impunidad y los ambulantes violentan cualquier legalidad existente.
Es bien conocido como estos grupos de presión han servido para que las autoridades los confronten con otros, también los usan provocar y estos se han convertido en colectivos corporativos de algunos partidos políticos. Los usan para cooptar y promover candidatos o buscar votos, lo mismo que para asistir algún acto proselitista.
 Estos grupos tienen cadenas de mando y trabajan por sectores de venta, sus dirigentes  provienen de otros grupos y algunos forman parte del PRI o del PAN. Son interlocutores con los inspectores y negocian espacios para sus agremiados, al final obtienen buenas cuotas de pago.
Hoy circulan por todas las calles, en los paraderos, en las esquinas y en cualquier parte del centro venden de todo: venden bolsas, cinturones, perfumes, ropa, lentes y chuchería y media. Lo hay también quienes expenden papas fritas y demás comida chatarra  o dulces en los paraderos,. Su proceder es muy fácil, ponen una pequeña mesa, dulces en bolsitas y una lona que dice el nombre de su organización y lo demás les vale gorro”. Otros ponen su carrito con birria y tacos; unos más ponen un caso y un tanque de gas a plena luz del día y frente a escuelas para vender papas fritas. Es decir es una industria ambulante que ofrece y expende de todo, sin ninguna norma que los ordene y lo hacen protegidos por las autoridades municipales.
Menciono esto porque los ciudadanos comunes, los que no tenemos vehículo, los que usamos transporte público y caminamos por las calles, somos expulsados de ellas y nos han obligado a bajarnos. 
En cualquier calle del centro y del primer cuadro de la ciudad, los peatones solo tenemos apenas y un pedacito de banqueta. Es imposible caminar sobre ellas, ya nos son para caminar, son para los vendedores.  Estos señores se han apropiado de ellas sin que nadie les pueda decir algo, los ambulantes gozan de impunidad y las calles han pasado a ser parte de ellos.
Para caminar el centro de la ciudad, lo primero es prevenirse de los vehículos o cuidarse de los choferes de taxis, más aún de aquellas o aquellos que manejan con celulares y volante en mano.
Las autoridades municipales han permitido que los grupos ambulantes nos hayan violentado un derecho social a los peatones, como el hecho de poder caminar por nuestras calles.
Y no solo eso, en varios partes de la ciudad pasa lo mismo, la cadena de corrupción se repite y estas personas se apropian de los espacios vitales urbanos. Por ejemplo: en la avenida San Claudio de Ciudad Universitaria, los ambulantes tienen ocupado todo un camellón y los estudiantes tiene que viborear para poder cruzar la calle. Estas partes se han convertido en propiedad de los antorchos, quien quiera vender deberá tener permiso de esta organización.
Así sucede con los llamados Doroteo Arango; con los de la triple A; con los de antorcha popular y con tantos grupos que hoy deben estar en el padrón del ayuntamiento. Es increíble que tengan repartida la ciudad y las calles.

El centro histórico se está  acabando

El centro histórico se está acabando y nadie hace nada; sus calles nadie las mejora; está sucio y nadie lo cuida y día a día crecen más el ambulantaje.
Obvio que debe ser mucho el dinero y las cuotas que dejan. Un asunto municipal que nadie quiere resolver y ofrecer alternativas.
La inseguridad crece como reguero de pólvora por todos lados y los cuerpos policiacos son insuficientes y no tienen la capacidad para enfrentar este asunto tan peligros. Los ciudadanos demandan más seguridad y no quieren ser robados o agredidos.
Los servicios públicos son deficientes, en algunos lugares funcionan y en otros no llegan, las autoridades solo mejoran vialidades para los vehículos particulares y hacen obras para los carros, pero la mayoría de los habitantes que usan transporte público están abandonados.
El agua esta privatizada, es cara y sus servicio son deficientes para miles de usuarios, este vital líquido empieza a escasear y en otros lugares de plano no hay.
En la Capu nadie puede caminar, es una zona de nadie, hay que andar abajo y cuidándose de no ser atropellado.
La cultura en un municipio tan importante y en una ciudad diversa y plural es inexistente, solo son inventos los que hacen en ese instituto. No hay bibliotecas municipales en los barrios y colonias, tampoco se fomenta la lectura, mucho menos ferias del libro, por decir algo.
El centro deportivo de La Piedad es inaugurado y aún no dejan entrar a jugar en la cancha a los cientos de jóvenes que siempre lo hacían y es el único espacio deportivo que tienen.
Hay funcionarios municipales que no conocen la ciudad; existen policías que abusan de los ciudadanos; regidores que no hacen nada y solo buscan estar en las ceremonias en donde este el presidente municipal.
Los ambulantes crecen y los dirigentes siguen ganando a costa de la corrupción y la impunidad de la que gozan.
El transporte público sigue siendo malo y las rutas aún no responden a las necesidades sociales de los miles de usuarios.
La pobreza crece entre los jóvenes y las mujeres; los salarios son malos y en laszonas alejadas de la ciudad llegan a vivir cientos de migrantes del campo y de otras entidades en busca de un trabajo. 
Nuestra ciudad se enferma social, económica y políticamente y a nadie le importa.