Primera parte

 

 

Desde la madrugada del lunes 5 de octubre, Bryan Espinoza Hernández, de 20 años de edad, estudiante del quinto semestre de la carrera de ingeniería en Software, de la Universidad Popular Autónoma del Estado de Puebla (UPAEP), está desaparecido.
Sujetos que podrían formar parte del "crimen organizado", dos de ellos ampliamente identificados, pudieron haberlo sacado de su vivienda en Rosendo Márquez ‎2109 de la colonia Belisario Domínguez, luego de haber asesinado a su tía Yaraset Hernández Velázquez, a quien amordazaron con cinta canela, con la cual también le taparon boca y nariz para que muriera asfixiada.
Estos mismos delincuentes pretendieron asesinar a la madre del estudiante, a quien drogaron y dejaron encerrada en la misma propiedad abriendo las llaves de gas con dos intenciones, o que muriera intoxicada o que estos mismos gases provocaran una explosión en la vivienda.
Briam, antes de desaparecer de manera misteriosa, estaba preparando sus documentos para poder salir del país, ya que representando a la UPAEP, presentaría un proyecto de software en Las Vegas, Estados Unidos.
Se trata de un buen estudiante, sin presuntos vicios ni problemas legales, que de la noche a la mañana desapareció.

Del crimen

La Procuraduría General de Justicia (PGJ), a través de la Delegación de Homicidios del Ministerio Público, inició las primeras investigaciones ‎del caso de homicidio y presunta desaparición forzada.
Peritos en criminalística y en medicina forense, además de dactiloscopia, así como el agente del Ministerio Público de Homicidios y personal de la Décima Comandancia de la Policía Ministerial del Estado (PME), la mañana del lunes 5 de octubre ingresaron a la casa donde en una de las habitaciones fue hallado el cuerpo sin vida de ‎Yaraset Hernández Velázquez,  quien tenía 47 años de edad, estaba amordazada y en la boca y nariz le habían colocado cinta canela para que muriera asfixiada.
En la escena del crimen estaba Jaqueline Hernández, hermana de Yaraset y madre de Bryan, quien dijo estar totalmente mareada, que presuntamente fue drogada, y quien trató de aplicar los primeros auxilios a su hermana, pero esta ya había fallecido.
La posible testigo del crimen y a la vez víctima estuvo retenida durante 16 horas, en ese tiempo un comandante de nombre Martín, de la Metropolitana, de la Ministerial del Estado y otros agentes la estuvieron interrogando, luego no le permitieron regresar a su casa, ni para sacar su ropa y la mantuvieron como "sospechosa" de un delito de homicidio, cuando ella fue la víctima que logró salvarse de morir envenenada o quemada si su casa hubiera explotado.

Los sospechosos y sus "padrinos"

La noche del 4 de octubre, la maestra Katerine Sánchez Aguilar, hermana de José Sánchez Aguilar, quien contendió por una candidatura a diputado por el Partido Acción Nacional (PAN), e hija de Juana Aguilar, quien contendió y perdió para ser presidenta auxiliar de San Felipe Hueyotlipan, y que actualmente trabaja para la Contraloría del estado y su esposo Elías Flores Velázquez, llegaron a visitar a Jaqueline, quien había sido compañera de trabajo de la primera en la escuela “Isabel La Católica”.
‎La pareja les llevaba cervezas y lasagna, le dijeron que antes habían ido a cenar al "Che-boludo" que se encuentra en Cholula y que les habían guardado "algo".
Reunieron a las dos hermanas, Yeraset y Jaqueline, además de Bryan, el hijo de la segunda, y les ofrecieron las bebidas y los alimentos.
Solo tomaron cerveza Yeraset y Jaqueline, el joven de 20 años se negó porque estaba tomando medicamentos.
Karina y Elías llegaron para invitarlos a los tres a que fueran padrinos de un nuevo negocio de carnes asadas que iban a instalar en Amozoc, lo mismo que un salón de fiestas, justo donde estaban construyendo su casa.
Les dijeron que el negocio de "arracheras" de Plaza San Pedro lo iban a cerrar porque ya les estaban pidiendo el local.
Mientras duró la plática, Jaqueline comenzó a sentirse mareada, luego ya no supo más.

Nos vemos cuando nos veamos