Lo que se vivió el día de ayer en Puebla no fue otra cosa que la confirmación de una unción cantada.
Lo importante para el priismo es que dentro de todos los jaloneos y las sonrisas de dientes para afuera, los liderazgos estuvieron presentes, en el marco de un clima de fiesta y unidad.
Sin duda, lo que ayer transmitieron los tricolores fue el de un ambiente triunfalista que denota la mano del poderoso Manlio Fabio Beltrones.
Blanca Alcalá hoy es una candidata fuerte, arropada por toda la fuerza del gobierno federal, además de la anuncia de los grupos políticos del estado.
Lo que parecía un tema imposible, ayer Beltrones lo convirtió en un esquema de triunfo y unidad, con la presencia de todos aquellos que suspiraban por la gubernatura.
Y lo mejor para los priistas es que a través de cada personaje se sintió la presencia de los peces gordos del priismo nacional.
En cada uno de los que acompañaron a Blanca Alcalá se sintió la presencia de uno u otro de los jefes del priismo.
Si vemos a los personajes cercanos que ya respaldan a Blanca están los padrinazgos de Miguel Ángel Osorio, Luis Videgaray, Manlio Fabio Beltrones, Emilio Gamboa, Rosario Robles y por supuesto Enrique Peña Nieto.
No hay que ser adivinos para saber que Peña y toda su estructura vienen por Casa Puebla.
Quienes son amantes de descubrir pactos en las altas esferas nacionales tendrán ahora que contemplar el destape de Blanca con toda su parafernalia pera desenmarañar lo que se pensaba era una elección pactada.
En contraposición a la vorágine tricolor, Moreno Valle piensa controlar su sucesión anteponiendo la infraestructura creada en estos cinco años y comprando credenciales priistas a razón de mil pesos cada una.
Sin embargo, la verdadera carta de Tony Gali para ganar su elección no está en estructuras, ni el regalo de despensas, ni tinacos, sino en su capacidad para convencer a los poblanos de que el que gobernará Puebla se llama Tony Gali.
Por lo pronto, Moreno Valle debe ir pensando en esconderse durante toda la campaña, porque todo lo que huela a él está apestado por sus excesos.
Difícilmente los poblanos olvidarán los excesos de Rafael, pero sí pueden comprar la versión de un rompimiento entre Gali y Moreno Valle.
¿Se atreverán?
Veremos y diremos.