Una semana después de que los diligentes diputados de Puebla aprobaron la venta de la Casa del Escritor, por fin se subió el decreto firmado por el gobernador Rafael Moreno Valle mediante el cual se justificó semejante arbitrariedad.
Revisando los argumentos externados en este decreto, resultan ilógicos, absurdos y estúpidos.
Por increíble que parezca, la principal justificación señala que la Casa del Escritor está en desuso.
Salta a la vista que los diputados nunca leyeron el documento y lo votaron sin ver.
A todas luces son falsos los argumentos que expone el gobernador en el considerando I y lo cual confirma el tamaño de esta atrocidad cultural. Veamos:
“Considerando I, no está siendo utilizado por la actual administración y a fin de cubrir la hipótesis normativa establecida en la fracción XXXIII del artículo 79 de la Constitución Política del Estado Libre y Soberano de Puebla, es y será intención de este Gobierno, en todo momento, promover cuando fuese necesario para el progreso económico y social de la Entidad; en tal virtud, los bienes propiedad del Gobierno del Estado no destinados a un servicio público o que no disfruten de iguales privilegios que aquellos que sí lo están, son susceptibles de enajenación”.
Por donde se le vea, la venta de la Casa del Escritor es un atentado y un robo contra la poca cultura que le queda a este estado.
Para quienes lo desconozcan, en el inmueble que van a vender se realizan talleres que coordina el Consejo Estatal para la Cultura y las Artes, entre otras actividades.
Legalmente, el argumento oficial resulta absurdo, ya que hasta el día de ayer la Casa del Escritor seguía funcionando.
La jugarreta jurídica morenovallista estriba en demostrar que la Casa del Escritor era una carga financiera para el estado, dejando abierta la posibilidad de que un particular ya pactado se adueñe de este y muchos otros inmuebles.
Así las cosas, el bellísimo y valioso inmueble que alberga la Casa del Escritor podría terminar convertido en un hotel boutique o en un restaurante de lujo y quien lo compre hará una mínima inversión con utilidades garantizadas.
De la misma forma, varios inmuebles de la zona histórica de la capital serán puestos a la venta o en remate, y esto implica un nuevo negocio auspiciado y respaldado por el gobernador.
Hay que decir que varios de los inmuebles puestos en remate eran patrimonio del Instituto para la Asistencia Pública del Estado de Puebla (IAPEP), mismo que desapareció en el primer año del gobierno de RMV, vendiendo el Monte de Piedad “Vidal Ruiz”, y quedándose de manera directa con todas las casas intestadas, que antes de la reforma se entregaban al instituto y a la Universidad Autónoma de Puebla.
En la sesión del martes se aprobó vender una casa que está junto a las capillas del Calvario en Los Fuertes, muy cerca de Casa Puebla.
No sería extraño que detrás de este decreto y con el argumento de que estos inmuebles no le sirven para nada al gobierno del estado, rematen una por una todas las casonas del Centro Histórico para hacer un nuevo negocio y engrosar el cochinito para la campaña presidencial de 2018 en la cual RMV está gravemente obsesionado.