Un simple par de tuits bastó para demostrar y confirmar que el Señor de Los Cerros es un personaje que subestima la inteligencia de los panistas, osando hablar de la historia de los fundadores de la derecha, cuando él es un heredero directo del PRI.
En un arranque de desfachatez, el mandamás poblano escribió:
Honremos a los panistas que arriesgaron hasta la vida para construir ciudadanía y un México ordenado y generoso pic.twitter.com/ACBYpNeQjP
— Rafael Moreno Valle (@RafaMorenoValle) 11 de septiembre de 2016
Imagínense al nieto de un exgobernador cuya riqueza familiar proviene precisamente de las mieles que arrojó el poder político en los tiempos de oro del tricolor; y que posteriormente ocupó cargos de privilegio por herencia, hablando de honrar a los panistas que arriesgaron la vida por México.
No conforme con su aberrante tuit, posteriormente lanzó otro diciendo:
A los panistas nos compromete nuestra historia de lucha democrática y el futuro que queremos para México #Manzanillo pic.twitter.com/Tb16IAT09z
— Rafael Moreno Valle (@RafaMorenoValle) 11 de septiembre de 2016
Lo leo y no lo creo.
¿A los panistas nos compromete nuestra historia?
¿Acaso serán tan ilusos y desmemoriados los panistas para hacer a un lado la historia de Rafael?
¿Olvidarán que si hoy es panista, es por un berrinche contra el PRI por no haberlo hecho senador?
Quizá esta columna que escribí hace un año, en el marco de la elección del presidente del CEN del PAN, explique mejor las razones de la metamorfosis morenovallista que hoy lo llevan a creerse el cuento de que ya es un panista de cepa y abolengo.
17 de agosto de 2015
RMV, el nuevo ideólogo del PAN
Sin temor a equivocarme, Moreno Valle es hoy el gran “transformador” del PAN. La doctrina de su fundador Manuel Gómez Morín reposa ya en el cesto de la basura.
Aunque no comulgue con las doctrinas conservadoras que dieron origen al PAN, me merecen un enorme respeto quienes lucharon por esa ideología con alta carga humanista, de la cual —hasta hace 10 años cuando menos— se sentían orgullosos los verdaderos panistas.
Después de ver y comprobar el padrón inflado, el uso de credenciales falsas, el desenfrenado acarreo, la cínica entrega de despensas y el pago en efectivo por el voto, me queda claro que el verdadero ideólogo del PAN hoy no es otro que Rafael Moreno Valle.
Al diablo la doctrina de personajes como Manuel Gómez Morín, Carlos Castillo Peraza, Federico Ling Altamirano, Manuel J. Clouthier y la de todos aquellos que hicieron del PAN un partido de principios, conservadores, sí, pero principios al fin.
Sin embargo, gracias al Elba Esther Gordillo y a su hijo político, el rumbo de Acción Nacional cambió desde 2006.
Esta es la nueva historia azul.
Hasta antes del arribo de Moreno Valle al PAN, ni los dirigentes y mucho menos los militantes, conocían los alcances de esa ciencia política inventada originalmente por el PRI y que pomposamente llamaron “alquimia electoral”.
La ingenuidad y hasta la inocencia de los panistas, embelesados por una vieja doctrina conservadora, creó en ellos una idealista concepción de la política, la cual les garantizaba la permanencia de sus principios, pero los hacía altamente vulnerables ante las dotes mapacheriles de su principal opositor político: el PRI.
A 10 años de la acogida que le dieron al Señor de los Cerros, hoy el PAN y sus dirigentes han sido adoctrinados por el gobernador de Puebla, quien les ha hecho predicar bajo los sucios “principios” del partido al que tanto odian y al que hoy no solo se parecen, sino que hasta lo han superado.
Desde su llegada al PAN, Rafael planeó apoderarse de ese partido, haciendo creer a sus aliados que era necesario abrir el padrón panista para crecer no solo la militancia, sino la democracia interna.
Víctimas de su propia ingenuidad, los panistas le fueron cediendo posiciones y espacios a Moreno Valle, quien hizo crecer la estructura a su antojo para poder romper los candados que la élite panista había puesto precisamente para evitar que alguien como Rafael se les metiera hasta la cocina.
Pero el abordaje de Moreno Valle al PAN no inició ayer con la elección de Ricardo Anaya, ni el año pasado con la de Gustavo Madero, esta inició desde el mismo día que Elba Esther Gordillo exigió al PAN que quitaran la candidatura al Senado a Ángel Alonso Díaz Caneja, para entregársela a su alumno político.
Así las cosas, el pupilo más avanzado de la maestra ya les enseñó cómo hacer “alquimia electoral” con credenciales falsas, padrones inflados, acarreo masivo, entrega despensas y pago en efectivo por el voto, además les mostró cómo apoderarse de un partido por muchos años.
Lo que no se dieron cuenta los panistas es que el costo del proceso enseñanza-aprendizaje, fue el partido mismo. Ese fue el precio que pagaron.
Y por supuesto, la corrupción, contra la que supuestamente lucharon desde su fundación como partido, hoy es parte fundamental de su propia esencia.
Para la mala fortuna del ambicioso morador de la Casona de Los Fuertes, parece que los panistas ya conocen su verdadera esencia política, y esto se refleja en las encuestas que dicen que hoy ya tienen dos cartas marcadas para la grande, y en ellas no aparece el rostro del nieto del general.
Su karma tricolor lo traiciona.