El 8 de octubre, alrededor de las 21 horas, Israel Martínez Castillo, carpintero de 40 años de edad, fue asesinado con toda la crueldad que el lector se pueda imaginar, de un disparo de arma de fuego en el rostro.
Israel era uno de los pasajeros del microbús de la ruta 19, unidad 25.
Estaba en los asientos de en medio de la unidad del transporte colectivo.
Fue en la calle Pino Suárez y la 26 Oriente de la colonia Pino Suárez, donde este hombre trató de bajar de la unidad del transporte, cuando fue obligado a sentarse.
Israel recibió un disparo a quemarropa en el rostro.
Este hombre era el encargado de la seguridad, cuidado y alimentación de su familia.
Era padre de 3 menores de 15, 8 y 4 años de edad.
Con su trabajo de carpintero les daba alimentación, vestido y sustento, además de todo lo que necesitaran para progresar.
Quería que sus hijos tuvieran un futuro distinto al suyo.
Pero no le dieron tiempo de ayudarlos.
Simplemente lo asesinaron.
Tras el crimen que conmovió a la sociedad, se dieron una serie de declaraciones.
Mayor seguridad.
Policías infiltrados.
Y no faltó quienes prometieron apoyo a la víctima de un delito.
Pero ni la caja le dieron.
Su muerte ocurrió a las 21 horas del 8 de octubre y no fue hasta el 9, hasta las 11 de la noche, cuando les entregaron el cuerpo; más de 24 horas.
Con el tiempo, la historia del crimen dejó de conmover a la sociedad.
Las notas policiacas relataron otros casos de violencia que ocurren en territorio poblano.
El caso de Israel quedó en el archivo muerto.
Quienes investigan lo ocurrido al carpintero de 40 años de edad, se dedican a investigar otros casos.
Que les dejen más dinero.
La viuda de este hombre ha buscado entrevistarse con el presidente municipal para pedirle la ayuda que en ese momento prometió.
Sus empleados se han encargado de cerrarle el paso.
La mujer solo quiere una oportunidad de trabajo, aunque sea barriendo las calles.
Para que sus hijos sigan estudiando, coman, se vistan.
La viuda solo dice que los hombres que mataron a su esposo deben de ser juzgados por Dios.
Ella solo quiere ayuda.
Es víctima del delito.
Nos vemos cuando nos veamos.