El gobierno de Puebla, a través de la Secretaría de Seguridad Pública del Estado y de la Fiscalía General, ya tiene sus propias versiones de la muerte de Luis Ángel, de 16 años de edad, ocurrida durante una balacera en la comunidad de La Magdalena Tetela, entre presuntos integrantes de una banda de chupaductos y elementos de la Policía Estatal Preventiva (PEP), tras el aseguramiento de dos camionetas con presunto reporte de robo y que transportaban bidones con residuos de hidrocarburo.

El presunto intercambio de disparos ocurrió, según el parte oficial del secretario de Seguridad del Estado, Jesús Rodríguez Almeida, tras el aseguramiento de las dos camionetas.

Luego ocurrió lo que usted y un servidor sabemos, el cierre de la carretera federal Puebla-Tehuacán y la autopista Puebla-Orizaba.

Y le comento que en este caso no hubo ni siquiera un juicio justo para el menor Luis Ángel, de inmediato lo etiquetaron como huachicolero, y hasta lo colocaron en la fila de los más peligrosos; no faltó quien dijo que ya hasta tenía antecedentes penales y que formaba parte de una bien organizada banda.

En todo un "delincuente" que merecía "morir".

Pero de todas esas "pruebas" que fueron practicadas por criminalistas e investigadores, nadie ha dicho si este menor ‎estaba armado al momento de ser herido y asesinado por disparo de arma de fuego y lo que es más importante, si disparó contra los policías.

Por qué los uniformados, todos ellos del Grupo Operativo (GOES), presentaron una patrulla que presuntamente fue baleada por el grupo agresor, pero no tuvieron algún herido, en caso de que les hayan disparado en forma directa.

Nueve de estos elementos estarían siendo "investigados" por la Fiscalía, para saber quién de ellos disparó contra el menor y lo privó de la vida, en lo que alardean como "legítima defensa", aunque le comento que ni ellos mismos saben.

¿Dispararon a lo loco?

Como quiera que haya ocurrido, la investigación de la "balacera" aún no concluye, entonces por qué satanizar a un joven fallecido de un balazo, si nadie ha confirmado si era huachicolero, si estaba armado y lo más importante, si disparó algún arma como para morir de esta forma.

Esta historia aún no tiene fin.

Las calaveras clandestinas

El correo de los muertos

“La calavera llegó

a Guillermo Palma llamó

y al oído le gritó,

sigue ordeñando y a

los federales te mando yo"

 

“La calavera llegó

y a Guillermo Palma llamó

y al oído le gritó,

sigue chupando

y un ducto te lo meto yo"

 

"La calavera llegó

y a Estrada se lo fregó

y así su secretario lo mandó,

a cobrar la gasolina que olvidó"

 

"La calavera llegó

y a Toledo se lo llevó,

porque derechos humanos

se lo fregó".

 

"La calavera llegó,

a Oscar López lo llamó

y al oído le gritó,

sigue fregando

o te llevó yo" (sic).

 

Hasta aquí la carta.

Nos vemos cuando nos veamos.