Se calcula que el censo mundial para 2050 contará con 9 mil 700 millones de personas, de las cuales más de 20 por ciento serán adultos mayores, lo cual disparará la demanda de alimentos en 60 por ciento, el agua potable en 55 por ciento y la energía en 37 por ciento; mientras que los efectos del calentamiento del planeta, inundaciones y sequías, provocarán que 60 por ciento de los habitantes del mundo tenga problemas de acceso al agua, según informes de la Organización para la Cooperación Económica y el Desarrollo (OCDE).
Tan solo la zona metropolitana de la Ciudad de México contará, en 2030, con 31 millones de habitantes. Actualmente, en el caso del abasto de agua para esta zona, más de 50 metros cúbicos de agua por segundo, de los 70 que hoy necesita, vienen de la cuenca de los ríos Lerma y Cutzamala y para obtenerla hay que conciliar grandes resistencias de las comunidades y altos costos para su conducción.
En su informe Perspectivas de la Ciencia, Tecnología e Innovación 2016, la OCDE estima que el crecimiento global del Producto Interno Bruto (PIB) caerá de 4 a 2.4 por ciento en 2050, los jóvenes estarán más expuestos a la pobreza, los ricos serán más ricos y los pobres más pobres, y podrían agrandarse las desigualdades a no ser que se incrementase la innovación y la adquisición de competencias.
Todo esto me recordó un cuento que aprendí en la primaria: un joven queriendo espantar a los pobladores pedía auxilio gritando: “Ahí viene el lobo, ahí viene el lobo”. Cuando la gente salía para ayudarlo, no había ningún lobo. Así lo hizo varias veces con los mismos resultados. Pero un día, cuando sí fue verdad, la gente ya no le creyó con fatales resultados para el joven.
Aunado a lo anterior, la OCDE reporta que el crimen organizado es cada vez más globalizado. Solo el negocio de la falsificación facturó en 2015 la cifra de 460 mil millones de dólares, seguido de 320 mil millones de las drogas, la evasión fiscal 240 mil millones y la trata de personas 150 mil millones.
Hoy tenemos grandes preocupaciones en torno al medio ambiente por la pérdida de suelo y su capacidad productiva, la contaminación tan acentuada de ríos y mares, problemas de manejo de residuos sólidos, el abasto de agua a los centros de población y la reducida capacidad de los mares para proveer peces por la excesiva pesca oceánica.
También hay preocupaciones por la pobreza y la desigualdad existentes que en los últimos 20 años no ha podido resolverse, debiendo recurrir a destinar grandes cantidades del presupuesto nacional para mitigar y contener la pobreza que amenaza con romper la convivencia social y la gobernabilidad, a través del incremento de la inseguridad pública cada vez más sentida entre la población.
Con preocupación, también vemos que la educación no ha tenido mejoras en los últimos 15 años. Los líderes de mañana, aquellos que serán quienes guíen los destinos del país tienen una deficiente preparación. No obstante que están mejor formados que nosotros, hoy tienen más problemas para encontrar una oportunidad laboral o para crear sus propias oportunidades de desarrollo profesional.
Documentos a los que he tenido acceso refieren que una gran cantidad de estudiantes siguen creyendo que para aprender únicamente basta con ir a clase y escuchar al profesor, muy pocos preparan los temas antes de ir a clases o se dan tiempo para corregir y complementar apuntes, casi nunca cuestionan lo que ven en clase o simplemente se confían al primer resultado de la búsqueda de Google.
Las megatendencias mundiales tienen que ver con cambios demográficos y sociales, con el cambio climático, el medio ambiente tan frágil que ya tenemos y con cambios tecnológicos. También con la aparición de nuevas plagas, enfermedades y la modificación preocupante de formas de alimentación que han derivado en sobrepeso y obesidad, impactando fuertemente los presupuestos de salud.
Tendencias internacionales son también la reducción de uso de agroquímicos en la agricultura y un aumento en el consumo de productos orgánicos, la eliminación de envases y empaques contaminantes para dar paso a materiales biodegradables y, por los cambios demográficos, la demanda cada vez mayor de alimentos prácticos en porciones individuales o la adopción de animales de compañía con su consecuente demanda de alimentos, equipos y servicios. Se sabe ya de la existencia de hospitales, panteones o la clonación misma de animales.
Cada problema es al menos una oportunidad para lo cual se requiere de una buena formación y preparación. Estas son las preocupaciones, pero también las oportunidades de los jóvenes. Por ello, deseo que todo esto no quede tan solo en “¡ahí viene lobo!”.
¡Feliz Navidad a todos!
Director del Centro Internacional de Seguridad Alimentaria
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