La madrugada del viernes una prominente comerciante de abarrotes, en la zona de Tepeaca, estuvo a punto de morir en un atentado del que pudieran existir dos motivos, un intento de robo o una advertencia.
La comerciante regresaba de un compromiso que tuvo con una de sus amistades, y como ya eran las 5 horas se hizo acompañar en su camioneta de uno de los convidados a esa reunión.
Apenas estaba llegando a su casa, en esa misma ciudad de Tepeaca, cuando ella y su acompañante fueron sorprendidos por un sujeto armado con una pistola.
El hombre misterioso se dirigió a la empresaria, le apuntó con el arma y la obligó a bajar de su camioneta color rojo.
Una vez que la tuvo en el piso, le pegó con uno de sus puños -en la otra mano llevaba el arma- y comenzó a insultarla, al mismo tiempo que la derribaba de un golpe y después de propinarle una buena cantidad de puntapiés.
El acompañante de esta mujer apenas despertó de su asombro y bajó de la camioneta para hacerle frente al agresor, pero se tuvo que tirar al piso al escuchar detonar el arma y sentir que un proyectil le pasaba de cerca, luego, como pudo, se puso a salvo y segundos después corrió todo lo que pudo.
El hombre con el arma disparó en varias ocasiones contra la camioneta, luego contra la fachada de la casa de esta mujer y luego le dijo que iba a regresar y se fue antes de que pudiera amanecer y de que llegara la policía.
Pasados los minutos, la comerciante se enteró que este mismo hombre había llegado mucho antes que ella y se metió a su casa, con el arma en la mano, y amagó a sus hijos.
A uno de los empleados, que se queda a dormir con permiso de ella, lo amordazó y se dispuso a esperarla.
Antes, el agresor se apoderó de una computadora y otros valores, además de dinero.
Tras lo que aquí le comento, esta mujer ha recibido llamadas amenazantes.
El sujeto que llama, que parece ser el mismo del arma, le dice que "no se la va a acabar", que la va a lastimar.
Por lo mismo, las correspondientes denuncias se han presentado en la Casa de Justicia de la ciudad de Tepeaca y las investigaciones apenas comienzan, cuando esta mujer y sus hijos corren un grave peligro.
Por este mismo temor, la afectada recurrió entonces a este medio informativo para comentar lo sucedido para que se enteren los lectores que está siendo víctima de la ira de un hombre armado y de la displicencia de la Fiscalía General del Estado (FGE).
Y es que el hombre armado es policía.
Nos vemos cuando nos veamos.