Los Lobos de la BUAP lograron ganar la Final del Torneo de Clausura 2017 de una manera justa y contundente. Ahora disputarán la Final por el Ascenso, frente a los siempre protagonistas Dorados de Sinaloa.
Los partidos —para definir al equipo que tomará el lugar dejado por los Jaguares de Chiapas—, se disputarán durante los próximos dos fines de semana: sábado 13 de mayo, en Puebla y el sábado 20, en Culiacán.
Les platico que el sábado pasado, junto con un grupo de amigos, decidimos acompañar al equipo en su aventura a Ciudad Juárez.
Al llegar al hotel de concentración nos encontramos inmediatamente con el equipo en un salón de la planta baja, realizando ejercicios de activación, era la una de la tarde, aproximadamente, hora de Juárez.
Pude platicar con algunos jugadores que estaban terminando y se disponían a subir a bañarse para descansar un rato y más tarde partir rumbo al estadio.
En el lobby del hotel nos encontramos al rector Alfonso Esparza Ortiz, quien desde el viernes por la noche se encontraba con el equipo pendiente de cualquier detalle tanto de los jugadores como del cuerpo técnico, encabezado por Rafael Puente del Río.
Decidimos ir a comer a un lugar cercano el cual por la hora resultó que estaba cerrado y nos recomendó el taxista otro de “carnes”, que estaba abierto a pocos minutos de distancia, ahí ya instalados y de pura casualidad, resultó que empezaron a llegar los directivos del equipo de Bravos de Juárez, acompañados por el gobernador del estado, Javier Corral, quien contaba con un fuerte dispositivo de seguridad, y nos dimos cuenta de cómo se vive en ese estado fronterizo, todos en el restaurante nos veían, si no feo, sí de manera rara, reconozco que presentí lo que nos esperaba a nosotros y al equipo, se sentía la tensión y Juárez vivía una presión especial debido al juego.
Ya de regreso, decidimos y conseguimos un transporte para irnos en caravana, siguiendo al camión del equipo, así nos lo recomendaron para evitar contratiempos.
Al llegar al estadio y durante el trayecto, los aficionados de Bravos, con sus camisas verdes fosforescentes se hacían sentir: mentadas de madre e increpar al camión del equipo, a pesar de la custodia policiaca, la llegada al estadio no pudo ser peor.
La entrada es más o menos como si llega usted al Cuauhtémoc. El camión pasa en medio de los puestos de cemitas y entre los aficionados que están haciendo cola para entrar al estadio, sentí lo que era entrar a la “caldera de diablo” y lo peor es que los jugadores tenían que bajar en la calle para ingresar a una alambrada que los conduciría al vestidor.
La frontera y el famoso muro se podían apreciar a unos 250 metros. ¿Cómo pudieron los jugadores bajar del autobús?, totalmente “bañados” de distintos líquidos, y entraron al estadio como pudieron, nosotros hicimos lo conducente.
Ya adentro del túnel nos incorporamos a la zona de cancha y adentro fuimos testigos de que el estadio estaba, a hora y media de iniciar, prácticamente lleno, se determinó que los jugadores salieran un momento a reconocer la cancha para irse aclimatando a lo que les esperaba, así fue y después de un rato ingresaron nuevamente al vestidor para alistarse para la batalla.
A nosotros nos facilitaron un palco, si así se puede llamar, pues era más bien una fortaleza que tenía unas cuantas ventanitas y era como una incubadora, cero ventilación y el calor era brutal, ni modo, era lo que había.
Afuera del palco había una sección asignada para los directores de las diferentes facultades de la BUAP, quienes aguerridos y sin el menor recato, apoyaron a muerte a su equipo.
Me sorprendió la valentía de esos catedráticos, quienes a pesar del clima más que hostil sacaron siempre la cara por su universidad.
Como pudimos, en ese incómodo palco, fuimos testigos de la gran actuación de estos jóvenes que mantuvieron a raya a unos “Bravos”, que vendieron cara la derrota, gozamos y sufrimos, me tocó sentarme junto al capitán René Ruvalcaba y ahí, junto con la comitiva poblana, encabezada por el rector Esparza, logramos sobrevivir, tanto a la embestida deportiva como a la embestida personal de los aficionados juarenses, quienes no daban crédito a lo que sucedía sobre el terreno de juego.
En cada gol nos bañaron con distintos líquidos de procedencia desconocida, no importaba, Lobos BUAP estaba ganando.
Recuerdo que al medio tiempo se acercó al palco gente de seguridad y presintiendo lo que iba a suceder buscaron al rector para decirle que en caso de ganar se iba a requerir su presencia en el campo de juego, el rector asintió con la cabeza, pero le dijo que hasta que esto se consumara, no antes, no después, nunca quiso echar las campanas al vuelo, aguantó junto con todos los directores de facultades estoico hasta el final.
Una vez consumada la victoria y el título nos permitieron bajar para apreciar sobre el terreno de juego la premiación, el camino a la cancha fue otro “infierno”, nos bañaron nuevamente de todo, pues tuvimos que salir del estadio para poder ingresar de nueva cuenta al túnel donde están los vestidores, el cual te da acceso a la cancha, como sea lo logramos y ya abajo todo fue una fiesta, el rector Esparza y Rafa Puente alzaron el trofeo junto con todos los jugadores, fue un momento muy emotivo, estaba ahí también la gente de la oficina, los héroes anónimos que no se sabe de ellos y ellas, pero que son fundamentales para el buen desarrollo del equipo.
Entre lágrimas, junto con familiares de los jugadores, se quería dar la vuelta olímpica al estadio; sin embargo, la gente encargada del inmueble, nos dijo que no era posible porque ya iban a apagar la luz, no importó, el festejo se trasladó al vestidor, donde Rafa Puente les dio un mensaje contundente, festejamos hoy y mañana empezamos a trabajar para lograr el ascenso, después vino el turno del rector y el compromiso de seguir trabajando a muerte para lograr el ascenso y además con el compromiso de mantener al plantel en caso de lograr el objetivo.
Tuvimos que esperar una hora y media para poder salir del estadio, los jugadores más de dos horas, afortunadamente ya en el hotel y estando seguros se determinó, por parte del cuerpo técnico y autoridades de la universidad, que nadie estaba autorizado para abandonar el hotel y que la cena y convivencia con sus familiares se darían al interior del mismo, era lo mejor, el horno no estaba para bollos y así transcurrieron algunas horas que nos permitieron compartir con todo el equipo y ver juntos la pelea del Canelo y Chávez, todo transcurrió en paz y hoy ya el equipo se encuentra en Puebla para iniciar su preparación y por la tarde realizar un recorrido que terminará en una visita con el gobernador Tony Gali, quien felicitará al equipo en una ceremonia íntima y de pocos minutos, donde los animará a no bajar los brazos e intentar darle a Puebla otro equipo de Primera División.
A grandes rasgos esto fue lo que vivimos durante el sábado, antes, durante y después del partido en el que los Lobos BUAP le dieron su primer título en la División de Ascenso a la prestigiada institución.
Puebla le ganó a Pumas
Justo en su último partido de la temporada y cuando se cumplían 73 años de la fundación del mismo, los camoteros, después de una temporada para el olvido, lograron una victoria de un gol por cero sobre los Pumas de la UNAM, misma que les permite llegar a 16 puntos en el torneo y alejarse a 11 del Veracruz en el tema porcentual para la próxima temporada.
Algo tendrán que hacer de manera urgente los señores López Chargoy si no quieren correr la misma suerte que Jaguares de Chiapas, quienes desgraciadamente perdieron la categoría el sábado pasado, después de que se confirmó lo adelantado por esta columna hace aproximadamente dos meses.
Sin duda mucha tinta rodará en el análisis de lo que fue y lo que viene para el equipo camotero, situación que platicaremos en entregas posteriores.
Nosotros como siempre seguiremos en línea.
Hasta la próxima.
@pepehanan