Como candidato al gobierno de Puebla, Enrique Doger Guerrero deberá remar a contra corriente. No sólo por los adversarios en una jornada electoral en la que buscarán impedir que pueda tener una solvente votación para regresar el PRI al poder, sino porque en esa lógica va su propia subsistencia.
Sobre el ex edil de la capital se han construido mitos y leyendas, como la del pacto con Rafael Moreno Valle y su séquito en Lomas de Angelópolis para hacer papel de Caballo de Troya en la elección para gobernador de 2016, en donde Blanca Alcalá terminó por perder en una forma abrumadora.
No acaba de ser presentado ante la sociedad priista en su calidad de aspirante al gobierno del estado cuando el aún senador y precandidato por Morena, Luis Miguel Barbosa lo recibió con un descontón declarativo: “Hombre del sistema que ha negociado con el morenovallismo”.
Barbosa Huerta, que negoció públicamente con el ex gobernador recursos extraordinarios en no pocos municipios, siguió el guión escrito para alimentar esa leyenda negra que acompaña a quien aparecerá en la boleta electoral con el emblema del PRI.
Fue como si tuviera prisa por descalificar al nuevo adversario en escena.
En Compromiso por Puebla lo esperaban para competir por la presidencia municipal, dijo al reportero la dirigencia de ese partido que obedece a los intereses del ex mandatario. “Aquí la tiene fácil porque no tenemos aduanas ni cuotas”.
Doger Guerrero, que tampoco es una pera en dulce por la capacidad de argumentación y debate público, ha enfocado sus dardos contra las dinastías, que por derecho de sangre heredan cargos públicos como sucedía con las monarquías de la edad media, ha dicho una y otra vez.
No hace falta que ponga nombre y apellido pues claramente se refiere al consorte de quien será abanderada. Barbosa Huerta en cambio, no ha estado en el radar pero eso no quiere decir que así vaya a suceder en el futuro.
Con la definición del PRI en la persona de Enrique Doger, estamos ante el inicio de una contienda que estará marcada por la incertidumbre. Enojo social con los partidos tradicionales como PRI a nivel nacional; y PAN en el ámbito local y un futuro candidato de Morena, cuyo pasado pactista con Moreno Valle también está ahí, reciente y un electorado volátil y confuso.
El ex rector universitario tardó diez años en conseguir la candidatura al gobierno del estado, para la que comenzó a trabajar desde que salió del palacio municipal en 2008. En 2010 y 2016 se le impidió la posibilidad de competir. Esta es la hora de la verdad.