Ahora que las plurinominales entran a la edad de las definiciones, al cumplir 41 años de su creación, bien vale hacer un análisis de esta figura legislativa de representación proporcional.

La razón principal por la que en 1977, el entonces partido dominante —PRI— decidió abrir la puerta a 100 diputados por la vía plurinominal era buscar darle cierto juego a los partidos opositores, que ya en 1963 habían logrado colocar a los llamados diputados de partido, como la primera concesión del tricolor, que en el fondo no eran más que migajas para callar a la casi inexistente oposición.

Por si fuera poco, en 1986 agregaron de 100 a 200 el número de pluris y en 1996 también le dieron su tajada al Senado con 32 escaños de representación proporcional.

Así las cosas, lo que nació como una fórmula para abrir espacio a quienes luchaban por abrir camino a la democracia, ahora es una aberrante figura legislativa, destinada a la escoria de la política nacional y local sin distingo de partidos.

Aquí entran todos, desde el PRI hasta Morena, pasando por PAN, PRD y toda la pipitilla.

Aunque en honor a la verdad, esta vez el que se hizo afuera de la bacinica fue Morena, tanto a nivel nacional, como en Puebla, en donde hasta su líder estatal se agandalló la primera local para él mismo.

Repasar las listas ya resulta ocioso, en todos los medios se han comentado y vuelto a comentar, sin que nadie se explique el grado de cinismo con el que los líderes de los partidos protegen y proyectan a una bola de rufianes.

Lo que es un hecho es que olvidándose de capacidades, compromiso o militancia, en las listas vemos a delincuentes que buscan fuero, a familiares de vacas sagradas aferrándose al presupuesto, sujetos seniles negándose a la jubilación, novias de ocasión, juanitas calentando la curul al jefe y políticos futuristas que suspiran por mantenerse vigentes, mientras suspiran por la grande.

Y aclaro que cuando digo la grande, me refiero a la Presidencia.

En conclusión, las plurinominales pasaron de ser posiciones de equilibrio, a espacios públicos para ejercer la prostitución con licencia.

Porque nadie puede negar que en eso terminarán la mayoría de los que hoy encabezan las codiciadas listas plurinominales.

Ni más, ni menos.

El engañó detrás de las candidaturas

El cachondeo de las candidaturas municipales le abre el camino a Morena y al PRI, ante la desarticulación de la estructura morenovallista con candidatos por todos los partidos de la alianza.

Para nadie es un secreto que detrás de estas cientos y cientos de candidaturas en todo el estado está Rafael Moreno Valle.

Son muchos los que aseguran haber recibido la invitación en persona de Rafael, aunque no solo para ser candidatos del PAN, sino de todos los demás partidos: PRD, Compromiso por Puebla, PSI y también confirman que él personalmente amarró a los candidatos del Verde y Nueva Alianza.

Sin duda, es una muestra de poder, pero también de endiosamiento, el cual puede costarle mucho muy caro.

Veamos.

La ingeniería electoral de la que presumen los morenovallistas es una muestra de la fuerza y control político del ex suspirante presidencial, en donde lo único que no controla es a Morena y un poco al PRI.

Lo que parece que no midió es el enojo de los grupos políticos al interior.

Lo que les hizo en su afán de apuntalar la candidatura de su esposa es una falta de respeto y una afrenta a esos liderazgos.

Yo diría que no están enojados, están mega encabronados.

Y no hay nada más riesgoso en política que tener brotes de rebeldía al interior.

Hay pruebas que en varios municipios, Moreno Valle puso al candidato del PAN, PSI, Compromiso por Puebla, PRD, Verde y Nueva Alianza.

Y lo peor es que a todos les dijo lo mismo: cuentas conmigo y vas a ganar.

Sobra decir que el engaño empieza a ser descubierto y que se confirmará durante la campaña.

Habrá que esperar para saber de qué tamaño es la rebelión, para poder calcular las consecuencias.

Y por supuesto, veremos y diremos.