No sólo las calles de San Martín Texmelucan quedaron materialmente solitarias, tras las amenazas de supuestos ataques de grupos criminales, también ocurrió en Tlacotepec de Benito Juárez y en otros municipios donde se ubica la zona conocida como “El Triángulo Rojo”.
Ahora no sólo fueron panfletos los que circularon advirtiendo un ataque tipo limpia del crimen organizado, también en redes sociales se publicaron mensajes que advertían a la sociedad civil que no saliera de sus casas y hasta las clases se interrumpieron.
Al final de cuentas no pasó nada de las famosas amenazas y todo resultó que se trató de una broma de mal gusto.
¿Broma?
Los mensajes amenazantes dejaron en claro que la población civil vive totalmente atemorizada, y que con cualquier broma se pueden afectar todas sus actividades.
Para nadie sería extraño que alguien o algún grupo tengan la intención de medir la capacidad de respuesta de la población, ante una amenaza como un ataque armado.
Los mensajes amenazantes han aparecido no sólo en los municipios donde operan las mafias del robo de hidrocarburos.
En más de una ocasión grupos criminales han anunciado su presencia, como si se tratara de héroes, que llegan a limpiar una ciudad de delincuentes, pero que anuncian ejecuciones, descuartizamientos, desapariciones y que además amenazan con dañar a quien sea el que desobedezca la orden de no salir de sus casas o de andar en la calle a determinada hora.
Y todos esos mensajes han sido falsos.
Los casos de ejecuciones, levantones, se han dado con o sin anuncios.
Entonces.
¿A quién le conviene crear un ambiente de terror, para ocultar a familias completas cada vez que se le viene la gana?
De los recientes anónimos amenazantes se ha responsabilizado a los policías municipales de Texmelucan que se encuentran detenidos o a quienes ellos estarían protegiendo.
¿Hay una extensa lista para responsabilizar a quienes se están dando el lujo de poder controlar las actividades de un gran número de poblanos?
Nos vemos cuando nos veamos.