Fue Ciudad Serdán el primer municipio de Puebla y de los que tienen proximidad con el “Triángulo Rojo”, donde la violencia reinició, horas después de que con panfletos y mensajes en redes se advirtió de la presencia de un presunto cártel de las drogas que anunciaba una limpia, lo que en realidad era o no inicio de acciones violentas para acabar con sus enemigos o competidores.
Pese al silencio que la Fiscalía General del Estado (FGE) tiene acostumbrado a los poblanos, este jueves al menos tres casos de crímenes violentos fueron perpetrados a la luz pública y, por lo mismo, trascendieron en las noticias.
Primero, los poblanos se desayunaron con la noticia de que a la entrada del municipio de Ciudad Serdán, donde se presume vigilancia inclusive militar, sujetos desconocidos colocaron una narcomanta y, encima de ésta, los restos humanos de un hombre al que le desprendieron la cabeza.
Lo escrito en la manta fue una amenaza directa a un grupo rival y quienes la firmaron no le dejaron mayor duda de a quiénes debe de buscar la policía para controlar la ola de violencia.
Más tarde, desde Acatzingo, la nota fue la desaparición del conductor de una camioneta que fue emboscado por hombres armados, quienes lo hirieron y después se llevaron el cuerpo, al parecer sin vida, porque en el lugar fueron halladas no sólo manchas hemáticas sino masa encefálica.
Nadie descarta que los restos hallados sobre la manta en Ciudad Serdán, puedan ser los del hombre mutilado depositado en Serdán.
Luego la agresión armada del martes donde fue asesinado, en Acatzingo, un sujeto apodado “El Tío”, presunto líder de una banda que se dedica a asaltar tráileres y de robo de hidrocarburos, además de uno de sus compinches, demostró que una limpia estaba en puerta.
Así las cosas, el penúltimo día de esta semana estaría marcado como el inicio de hostilidades delictivas y pone en alerta a toda la zona de “El Triángulo Rojo”.
Mientras el fiscal General del Estado, Víctor Antonio Carranca Bourget, sigue manteniendo a los poblanos con una venda en los ojos y con un tiro al blanco en la espalda y la cabeza.
Nos vemos cuando nos veamos.