Liliana Hernández Carlos, tras cerca de 10 años de labores en robo de hidrocarburos, narcomenudeo, además de asaltos a casetas y gasolineras, en menos de un mes se convirtió en la enemiga número uno de Puebla y, en ese mismo lapso, su fama se detuvo al ser detenida por la Marina, SSP y FGE.
Liliana, de la que se desconoce si tiene antecedentes penales, se coló en firma directa con el crimen organizado.
Muchos la vinculan como incondicional del Cártel de “Los Zetas”, a quienes después traicionó para pasarse a las filas del Cártel de Jalisco Nueva Generación (CJNG), desde donde se inició en una escala de crímenes violentos.
Al momento de su detención no se registró un solo disparo, lo que demuestra la impecable acción de inteligencia y reacción por parte de la Secretaría de Seguridad Pública del Estado (SSPE), a cargo de su titular Jesús Morales Rodríguez, además de la participación de la FGE y de la Marina.
Los vecinos de la colonia Constitución Mexicana , sí saben de sus actividades, sí la han visto llegar a su casa a bordo de vehículos lujosos y escoltada por sujetos en motocicletas portando armas de fuego automáticas y de asalto.
Su caída ocurre luego de tratar de ocupar la plaza de San Bartolo, lugar donde opera otro grupo dedicado al narcomenudeo, a quienes envió un mensaje al decapitar a uno de los vecinos y ocultar el cuerpo.
Después se le vinculó con la ejecución de un menor de 12 años de edad que, presuntamente, era utilizado para la distribución de narcóticos como cocaína, heroína, cristal, además de marihuana y otras sustancias.
La presencia de esta mujer ocurre en diversas colonias del sur de la ciudad de Puebla, además de la zona de Santa María Xonacatepec, donde estaría operando con una red criminal dedicada al robo de hidrocarburos.
Nos vemos cuando nos veamos.