¿Usted recuerda el caso de Ángel Morales Ugalde, el empresario gasolinero que contendió como candidato independiente a la presidencia municipal de Palmar de Bravo, uno de los cinco municipios claves en “El Triángulo Rojo”, en el robo de hidrocarburos?
Primero le comento que este hombre terminó en el cuarto lugar en las votaciones de Palmar de Bravo, donde el ganador fue el candidato del partido Morena, según se dice, sin que comprara ninguno de los votos.
De Ángel Morales Ugalde le comento lo que se dijo, que tenía 3 mil votos asegurados, de los que iba a pagar de a unos 2 mil pesos cada uno y con esto ganaría la presidencia municipal.
De hecho, para registrarse como candidato independiente tenía que entregar como mínimo la cantidad de mil 800 votos y entregó alrededor de 2 mil 300, por lo que obtuvo su candidatura.
Llevando en sus planes ganar la presidencia de uno de los municipios con más casos de ejecuciones, enfrentamientos entre miembros del crimen organizado y fuerzas del orden, tanto del estado como federales, el candidato Morales Ugalde fue secuestrado.
El 17 de mayo pasado, Ángel Morales Ugalde fue secuestrado por sujetos desconocidos.
Regresaba de haber dejado a sus hijos en la escuela, conducía su camioneta, cuando fue sorprendido por sujetos que se lo llevaron con rumbo desconocido.
Al menos así se especuló, cuando además se dijo que los plagiarios pedían unos 15 millones de pesos de rescate
El 26 de junio trascendió que Morales Ugalde ya había sido liberado, se dijo que sus familiares lo trasladaron a un hospital de la Ciudad de México, donde se estaba recuperando.
Y así, sin hacer campaña, Ángel Morales contendió para ser presidente municipal.
Y perdió.
Se dijo entonces que no sólo se trató de un secuestro, que sus operadores fueron amenazados para que lo dejaran solo.
Los 3 mil votos que esperaba nunca llegaron, aunque tampoco se sabe si fueron pagados.
Otro partido, que también aseguraba que iba a ganar, donde muchos de sus integrantes eran malandros, también perdió.
Pero de lo ocurrido a Morales Ugalde ya nadie quiere hablar.
Nos vemos cuando nos veamos.