Durante años, el ex comisionado del Instituto Nacional de Migración, Ardelio Vargas Fosado, consiguió la forma de ganar dinero en abundancia al margen del cargo que ostentó luego de la invitación del presidente Enrique Peña Nieto, el hombre para quien ya había trabajado desde que éste era gobernador del Estado de México.
El poblano que había ocupado los más altos cargos en el Centro de Investigación y Seguridad Nacional, Seguridad Pública y Policía Federal operó a través de un grupo de despachos, algunos de ellos bajo el mando de familiares en segundo grado, la forma de que inmigrantes de otras nacionalidades ingresaran a México con visa de trabajo.
Aunque el método utilizado no estaba prohibido había un claro conflicto de interés por el cargo que ostentó hasta mediados de marzo de este año y su condición de pollero, cuando sus cercanos buscaban empresas a las cuales pagarles una quita a cambio de expedir solicitudes al INM para demandar mano de obra cubana o centroamericana.
Ese es el Ardelio Vargas que también consintió un conjunto de irregularidades en el municipio de Venustiano Carranza, en donde el presidente municipal, Rafael Valencia Ávila, cuyos domicilios fueron cateados por elementos de la Procuraduría General de la República y Policía Federal.
Tras la frenética búsqueda consiguieron detener a la esposa de éste, Ilse Lucía Bernabé Gutiérrez y dos de sus socios en la extracción, almacenamiento y comercialización de combustible robado. Según el comunicado de las autoridades tenía almacenado 509 mil litros de gasolina, cuyo precio en el mercado podría ser de unos 9 millones de pesos.
Valencia Ávila y Bernabé Gutiérrez podrían haber sido una símil del matrimonio conformado entre José Luis Abarca y María de los Ángeles Pineda, a quienes en noviembre del 2014, se les encontró responsables de la desaparición de los 43 estudiantes de la Escuela Normal Rural en Ayotzinapa.
La influencia del jefe político del edil de Venustiano Carranza también alcanzó para que otros dos hermanos de éste hayan gobernado esa demarcación municipal por una década.
De 2008 a 2011 fue presidente municipal Vicente Valencia Ávila. Para el siguiente periodo, entre 2011 a 2014, lo hizo Jorge Alejandro Valencia Ávila y, de 2014 para este año, lo ha hecho quien no pudo advertir que en uno de sus domicilios su esposa, la presidenta del DIF albergaba más de nueve mil litros de combustible robado.
La herencia de un hombre como Ardelio Vargas, a quien se le había considerado un mando de élite que divino en pollero, que facilitó el ingreso de un número incuantificable de migrantes a través de procesos simulados está a la vista.
La corrupción e impunidad exhibidas con la detención de personajes como un sujeto apodado El Kakas Omar Daniel Romero Morales y la esposa del edil no admite duda.
Y entre las herencias de Vargas Fosado habrá que añadir a Facundo Rosas, el ex titular del área y jefe de una gavilla de policías que protegían a los huachicoleros, fuente de la mayoría de los males en materia de seguridad.