Se trata de un comandante de la Policía Ministerial de Puebla, que se encuentra adscrito a la Comandancia de San Salvador El Seco.

Un correo llegado a esta columna describe al Quiroga, como un hombre comprometido, pero con la mafia.

Y todo tipo de mafia.

Este comandante estaría recibiendo rentas, cochupos o mordidas de todos los grupos gangsteriles que operan en su zona.

Asaltantes de trenes, ladrones de hidrocarburos, los que roban vehículos, los que asaltan a transportes, los que venden drogas, propietarios de bares, meretrices, todo lo que se les ponga enfrente.

Quiroga trajo, no se sabe de dónde, a una mujer que tiene el cabello teñido de rojo y a la que la presenta como su mujer, pero los fines de semana la lleva a los bares para que trabaje como meretriz.

Cuando este servidor público está ebrio no permite que nadie se le acerque a esta mujer, hasta con pistola en mano evita que le hablen o la busquen.

Este hombre es tan de alto riesgo que a quien no le paga la renta, refiriéndose a delincuentes, pistola en mano les quita vehículos, los que después vende con documentos falsos, además de que les quita otros valores. 

Obliga a propietarios de talleres mecánicos que reparen sus vehículos gratis, con todo y refacciones nuevas y, si no le cumplen, les causa daños, apoyado por agentes que tiene a su mando.

Obliga a comerciantes a que le paguen la renta de donde está viviendo, además de sus viáticos.

Cuando algún ciudadano le pide apoyo para algún delito le pide dinero para gasolina y sus dulces, dice que el gobierno no les da nada, y que le tiene que entrar a su comandante directo, que está en Tehuacán

Quienes mandan la queja reconocen que sí requieren para su seguridad la presencia de la Policía Ministerial del estado.

Pero no con este comandante.

Nos vemos cuando nos veamos.