La administración de Víctor Antonio Carrancá Bourget, como primero Procurador General de Justicia y después como Fiscal General del Estado, fue un claro atentado a la libertad de expresión y una venda totalmente oscura para que los poblanos no estuvieran enterados, no sólo de lo que ocurría en materia de perseguir de delitos e información de los mismos, sino de qué estaba ocurriendo en las instalaciones, como los abusos de poder, los actos de corrupción y otros más.
A la llegada de este Procurador, que por su amistad o contubernio del exgobernador Rafael Moreno Valle, mutó cono Fiscal, los primeros afectados fuimos los reporteros de la fuente de policía.
Lo primero fue que ordenó se cerraran las oficinas que servían para que los reporteros realizaran su trabajo de abastecerse de información, para luego transmitirla en sus respectivos medios.
La siguiente orden que dio el Fiscal fue que en ninguna Agencia del Ministerio Público se le diera algún tipo de información a los reporteros, lo mismo ocurrió en comandancias y en todas las áreas de la institución.
De esta forma la Fiscalía ocultó todo lo que estaba ocurriendo en materia de delitos y, a su vez, enviaba y sigue enviando información que sólo le conviene, convirtiendo a la prensa en su propio merolico y a su vez palero.
En territorio poblano, y de manera inicial en la ciudad de Puebla, durante la administración se cometieron delitos graves, como los homicidios, fueron ocultados a los poblanos y sólo les daban a conocer detenciones, muchas de éstas sin importancia.
Este Fiscal mantuvo oculto que en Puebla se estaban incorporado células del crimen organizado, pero además tampoco los investigó, pese a que se trataba y se trata de sujetos que perpetran delitos no sólo federales, sino también del orden común como los robos y los homicidios, entre otros.
Durante la administración de Moreno Valle, Carrancá se abstuvo de conocer del robo de hidrocarburos y no sólo dejó a las bandas crecer, sino que además permitió que la Policía Ministerial operara vendiendo protección a este tipo deficientes.
Sólo atendió estos casos a la llegada de Antonio Gali, el gobernador de Puebla, esto para evitar que no lo echaran a la calle.
La salida de Carrancá indica otro panorama para los poblanos.
Pero lo más importante, se le debe investigar a fondo.
Nos vemos cuando nos veamos.