1.- Sí admitimos que los Estados Unidos es la Roma Imperial, donde obligadamente llegan los personajes públicos de todas las naciones, y entre ellos los vindicadores de sus pueblos: exiliados, desterrados, fugados o escondidos, México ha sido el recipiente donde se han guardado las vidas de los exiliados hispano americanos generados en el marco de la Guerra Fría entre la ahora extinta URSS y los United States.
2.- Exiliados argentinos, chilenos, nicaragüenses, guatemaltecos, entre algunos, aquí en Puebla encontraron comodidad en nuestra anfitrionía entre los años setenta y a los ochenta del siglo XX.
3.- Antes con Lázaro Cárdenas del Río, jóvenes militares “voluntarios todos”, acudieron a salvar al mundo de la barbarie nazi, guerreando por la España Republicana, admitiendo después de su derrota a miles de miembros del estado español, originarios de diversas naciones: vascos, catalanes, astures, aragoneses, galegos, castellanos se integraron como trans terrados, no como extraños a una de tantas tierras de la España Imperial.
4.- Dice Alejandro Toledo en El Cultural de la Razón (24-XI-18), que Ida Vitale estuvo exiliada en México de 1974 a 1984; intelectual brillante premiada ha sido con el premio Cervantes y ahora en México de visita, pues radica en Uruguay, recibe el premio de literatura que da la feria del Libro de Guadalajara 2018. Su comprensión socio antropológica de las sociedades macro y micro las condensa en breves palabras; leámosla sí, le place: “MÉXICO. Mi experiencia mexicana se concentra en una sola palabra: gratitud. Quizás una palabra que en si es horrible, pero no hay otra que refiera lo mismo: completad. La gratitud proviene de que éste es un país que nos dio las posibilidades de hacer lo que queríamos, de no estar limitados. Siento que no encontré límites en México. México está acostumbrado a que no haya un modelo, sino que todo está generándose. En otras partes del mundo hay una tendencia casi natural a que se debe andar por las mismas vías, los mismos cauces, como que está mal apartarse, proponer una cosa distinta: debe repetirse lo que se hizo. Creo que todos tendríamos que ser como somos y seríamos todos diferentes. En cambio, en las ciudades pequeñas hay una tendencia a que haya que vestirse o pensar de la misma manera, y de inmediato se notan quienes visten o piensan o escriben de modo distinto, o incluso quien —por decir ejemplos absurdos—, no juega a la lotería o a la rayuela cuando a todos los demás eso les gusta. Por ello ahí se dan más los raros, o la rareza es un modo más natural de ser. Acá en México ser raro es como serlo en Paris: nadie se fija en lo que la gente usa o come, todo existe. En las ciudades chicas a veces se plantea ese absurdo que están más cerca son los que están más lejos. Hay como una colisión, una división de territorios, un recelo. Aquí hay una amplitud, o la gente ha tenido la inteligencia de darse cuenta de que el campo de cada uno necesita del territorio de los otros, de que todo se hace entre todos. La libertad es lo que permite arriesgarse a hacer algo que es distinto incluso para uno mismo. Eso es fundamental, que uno pruebe a hacer una cosa que antes no hizo. En otro espacio, uno se pregunta primero cómo va a ser recibido, y en México no se pregunta, simplemente se hace”.
NUESTRA CASA
De Ayutla, Matamoros, fue Félix Guerrero Mejía. Voluntario egresado del Heroico Colegio Militar en la Guerra Civil española.