Cara, muy cara, a muy alto precio vendió su vida el toro “Luna llena” procedente de la ganadería jalisciense de Lagos de Moreno, de  “Villa Carmela ” propiedad del ganadero Arenas Barroso, en la foto vemos una expresión que mucho dice del momento de tensión; a la vez pidiendo respeto con la derecha levantada, respeto a la muerte del toro que muy alto vendió su vida. Tan alto que el juez en turno, no alcanzó a valorar y mucho menos pagar con la lana que llevaba y el criterio menos, el muy alto precio de esta vida que bien merecía el honor de la vuelta al ruedo, o al menos el arrastre lento, que el público puesto de pie solicitaba y así de píe rindió gran ovación en el arrastre de toro que había sido noble, de enorme fijeza y una bravura que dejó manifiesta al tardar tanto en doblar y aún mas: dos veces se levantó ante los fallidos intentos de apuntillarle…y el juez tan alto se trepo en su ignorancia que no supo premiar esto.

Faena de “Fuego lento", ha dicho el propio matador Antonio Ferrara, a lo realizado a “Noche Buena", y realmente así, fue. Una faena calificada de “muy a la mexicana” riquísima, pero cocinada a fuego muy lento, expresó emocionado el filósofo taurino Francis Wolff. Catedrático de la Normal Superior de la Universidad de París, autor y protagonista del film “Un filósofo en el ruedo", presente en la plaza, quien detalló la enorme largueza de los muletazos, hizo la comparación de lo que resalta y gusta de una faena, en España, en contra de lo que aquí tanto gusta que es el sentimiento y la lentitud en los muletazos.

Obvio resulta que el esfuerzo, tremendo y desgaste que realizó el Matador Ferrara lo puso en el estado emocional que puede apreciarse en la foto, además de que se le ve impresionado por la forma en que entregó su vida el toro.

Al de Teocaltiche, Jalisco, Arturo Saldivar le faltaron toros, y todavía uno, el segundo que lidió, le va a salir bien caro; pues caro cobra la empresa los de “Regalo”, regalo que nunca debió de existir, pero Arturo cometió el error de anunciar con gran protocolo que habría un regalo, siendo que su toro “Sanjuanero” sufrió una luxación con pérdida de la capacidad funcional de los cuartos traseros; que No se descordó como mal dijeron los comentaristas. Lesión sufrida al salir de un par de banderillas, por lo que “Sanjuanero” sí pudo, debió haber sido devuelto a corrales, y ahí sacrificado, pues así lo ordena el reglamento, cuyo desconocimiento se hizo notable, hasta por la autoridad de callejón y los mentados cronistas. Dice el reglamento en su apartado que corresponde “A los tercios”: Artículo 68. “El animal que se inutilicé después de cambiar el segundo tercio no podrá ser sustituido". Estos documentos a veces resultan más inteligibles o claros al leerlos al revés, y entonces leemos “Una vez cambiado el tercio de banderillas, tocando a muerte, ningún toro que se lesione podrá ser cambiado” concepto, este que resulta muy interesante y que amerita mayor comentario. Preocupante en verdad resulta el el desconocimiento absoluto del reglamento de todos los que tienen la obligación de saberlo a la letra y de memoria. Incluso el ex joven Murrieta, en el momento que surgió la duda que se manifestó por el descontento de algunos conocedores informados, dijo Murrieta: “ya luego se consultará el reglamento” en una actitud muy de aquellos tiempos revolucionarios de “ajusilenlos y luego agūerigüamos”.

Un fuerte golpe en la mesa y a puño cerrado; a la voz de ¡Aquí estoy! Ha dado el jovencito  Leo Valdez en la corrida llamada Cervantina de muy buen y aceptado montaje. Leo ha salido en volandas al lado, hombro con hombro, ni más ni menos que con Enrique Ponce primerísima figura mundial, con quien se ha puesto al tú por tú, junto con “El Payo” Octavio Garcia, quien ha tenido que salir a píe, andando, capote de paseo al brazo, por perder trofeos al matar.

No así el valenciano y el de Aguas, que ha cortado 2 peludas 2 cada uno,  ante un encierro de “Jaral de Peñas” que ha permitido el triunfo de los toreros muy bien vestidos a la época, con música y decoración del ruedo también muy ad oc con lo cervantino; como detalle, véase en la foto la vestimenta de los monosabios, nada de pantalón de mezclilla descolorido, zapatos tenis y camisetas que algún día fueron de color rojo. Este tipo de corridas se está ganando su inclusión de las agendas de los buenos aficionados.

Terminamos con esta muy bonita y a la vez misteriosa frase - aunque lo definido no debe de entrar en la definición - ¿Se puede explicar el toreo? – Solamente que se sepa explicar el misterio!

Y así de misterioso es lo que se ve en esta foto en la que el torero (no identificado) en posición de rodillas y mero, mero, a la salida de toriles y en escorzo espera al burel y misteriosamente le pega ajustado lance, obvio, de rodillas. Viene el valor de la foto a ser tema importante, pues lo común que se ve al intentar los toreros que buscan el apantallar, el impresionar, más que el arte o la efectividad. Lo común resulta ser que el toro pasa en franco vuelo por arriba del torero, o este generalmente se tira de clavado hacia algún lado; siendo a veces hasta motivo de apuestas en el tendido ¿Hacia que lado se va a tirar de clavado el torero? El que esto intenta.