La probabilidad de que el Instituto Nacional Electoral atraiga el proceso extraordinario de Puebla nunca fue tan latente como en las últimas horas. Diversas señales apuntan en esa dirección, lo que de paso evidencia la falta de confiabilidad general que existe en el trabajo de los integrantes del Órgano Público Local Electoral.

La falta de confianza fraguó desde los comicios regulares del verano pasado, cuando la oposición al PAN acusó falta de piso parejo entre los competidores, lo que derivó en acusaciones formales; en el presente, por el cambio en el tablero político tras el deceso del jefe del grupo, Rafael Moreno Valle. 

La modificación del escenario que podría favorecer al nuevo grupo en el poder también forma parte de las sospechas de la cúpula que antes pudo haber recibido los favores del órgano local electoral.  

A ello se debe sumar que el Comité Ejecutivo Nacional del Partido Acción Nacional se pronunció por ello. La solicitud de ese partido político se fundamentó en la “alta crispación social, el enrarecimiento del ambiente electoral y la clara intromisión del Gobierno Estatal y Federal en Puebla”, argumentó en un comunicado.

La apreciación panista contrasta con la postura del presidente, Andrés Manuel López Obrador, cuando el jueves 24 dijo desde Huauchinango que se debe terminar con el historial de fraudes electorales; también es notoriamente distinta a la advertencia del gobernador interino, Guillermo Pacheco Pulido cuando advirtió que ningún funcionario debe inmiscuirse en la contienda, bajo el riesgo de ser cesado.  

El miércoles a medio día los consejeros del órgano local se reunieron a puerta cerrada con los consejeros del Instituto Nacional Electoral en una reunión ya programada. Mientras en el Congreso del Estado se daba a conocer el acuerdo unánime por emitir una convocatoria que como se había subrayado, tendría dos fechas clave: el 2 de junio, día de la elección y el 1 de agosto, la toma de posesión del ganador de la contienda.

Debe añadirse también el cambio del vocal del INE en Puebla, Marcos Rodríguez del Castillo quien hace maletas para partir al Estado de México, como parte de los cambios previstos en el Servicio Profesional Electoral y en su lugar, Joaquín Rubio Sánchez, quien antes fue vocal en el Estado de México y Michoacán.

A Rubio se le tiene en alta valoración en el Consejo General y será a quien en la práctica caiga la papa caliente de la organización de una elección local electoral en Puebla, la primera que deberá resolver sin la determinación del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, como ocurrió en Colima.

El expediente de Puebla ha abierto escenarios inéditos para todos los actores: partidos políticos y sus aspirantes; legisladores locales y federales; analistas y ciudadanos; y hasta para quienes organizan comicios, los consejeros del OPLE en el estado y el Consejo General del INE.