Mientras el Ayuntamiento de Puebla exhibe estadísticas donde presume que los delitos de alto impacto "van a la baja", la realidad pone a rezar a los poblanos casa vez que abordan un transporte público, ingresan a una tienda de conveniencia o simplemente caminan con dirección a sus domicilios.
El fin de semana pasado el hallazgo de tres cuerpos sin vida de mujeres víctimas de violencia, además de ejecutados, adornaron las páginas de policía de los diarios locales, también se difundieron en redes sociales y se escucharon y vieron en radio y televisión y nada tenía que ver con logros de corporaciones policiacas, en este caso de la misma Secretaría de Seguridad Pública y Tránsito del Municipio (SSPTM), donde la titular María de Lourdes Rosales Martínez, ha mostrado una total inexperiencia.
Eso de que se vigila al transporte público desde aire y tierra, se lo deben explicar a los usuarios, como los del miércoles pasado, que fueron víctimas de los asaltantes y tuvieron que entregar todos sus valores.
Tras los asaltos que ocurrieron el miércoles en el transporte público, los afectados debieron de haber estado esperando que apareciera el helicóptero e iniciará la persecución y captura de los responsables, pero no fue así.
La foto del helicóptero apareció sólo en un sorpresivo mensaje vía WhatsApp, donde los encargados de prensa de la SSPTM enviaron un escueto informe de que se les había disminuido la delincuencia, pero sólo es en su escritorio y sus mentes.
Los robos de vehículos continúan, lo mismo que a comercios, casas habitación.
Los únicos ganones han sido los delincuentes que ahora sólo se preocupan por matarse entre ellos para controlar calles y colonias, porque a la policía es lo único que no le preocupa.
Del narcomenudeo ni pensar que habrá disminución, sobre todo cuando la mayoría de las ejecuciones y agresiones armadas han ocurrido por el control de la plaza para la venta y distribución.
¿Cuál baja de la delincuencia?
Nos vemos cuando nos veamos