Tristes y amargas experiencias son las que rodean a los partidos políticos cada vez que improvisan un candidato.

Lo que está sucediendo con la campaña del ex rector de la UDLAP, Enrique Cárdenas no debe sorprender a nadie.

La falta de oficio de algunos y la larga cola de otros de los que se integraron a la campaña de Cárdenas, tiene al abanderado del PAN-PRD-MC sumido en un agujero, del que podría salir cuando pase al tercer lugar de las tendencias electorales.

Un ilustrativo ejemplo lo tenemos en la persona de Gabriel Hinojosa, quien es uno de los principales “operadores”  de campaña de Enrique Cárdenas. Este personaje, quien fuera el primer presidente municipal panista, gracias a que su papá Don Luis Hinojosa era de los fundadores de Acción Nacional en Puebla. Guardadas las distancias, es un caso que se asemeja a los tiempos cuando Cuauhtémoc Cárdenas fue candidato a gobernador de Michoacán y ni priísta era; pero era el hijo del Tata Lázaro.

Con esos méritos llegó Gabriel Hinojosa Rivero a la presidencia municipal y entró en un enfrentamiento directo con el gobernador Manuel Bartlett Díaz. En uno de esos arranques, incluso anunció que no lo dejaría encabezar la ceremonia del grito en 1996.

En aquella época, Hinojosa preparó una manifestación para bloquear las obras del Paseo del Río San Francisco y una de sus frases célebres antes medios nacionales fue que había sido atacado con “gas mostaza” por parte de la policía estatal cuando intentaba llegar a Villa Flora. Esa declaración fue más que patética, ya que dicha sustancia fue proscrita en los acuerdos internacionales al terminar la Segunda Guerra Mundial, por ser considerada un arma química.

Pero las acciones del presidente municipal fueron más allá, luego de que en la elección de 1998 fuera aplastado en la elección José Antonio Díaz García “El Mosco” y en su berrinche, ordenó bloquear la transición con el presidente municipal electo, Mario Marín.

Gabriel Hinojosa Rivero a menos de un mes de concluir su gestión hizo un donativo de un millón de dólares a la Organización de Naciones Unidas para las investigaciones de gobernabilidad.

Así como usted lo lee. Un municipio con zonas de alta marginación y con graves carencias de servicios públicos, le regaló un millón de dólares a un organismo internacional.

Y todo para no dejarle dinero al presidente siguiente. Por fortuna, la ocurrencia de Hinojosa se echó para atrás.

Pero no fue la única locura, al edil se le ocurrió comprar 32 vochos para regalarlos a las colonias y que los utilizaran sus presidentes.

Los vehículos verdes fueron recuperados por la comuna y convertidos en patrullas de la policía, quedándose de ese color, ya que sólo pintaron las puertas de azul.

Esa es la verdadera historia de los espantosos avispones verdes que deambularon la ciudad en la década de los 80s.

Pues resulta que éste es el personaje que está detrás de Cárdenas. No duden que pronto se escucharán propuestas tan brillantes como las que hicieron de la administración de Hinojosa una de las peores de las que tengan memoria los poblanos.

Sin duda, hay muchos políticos a los que los perseguirá siempre su pasado.