Después de entregarnos novelas como “Te vendo un perro” o las célebres “No voy a pedirle a nadie que me crea” y “Yo tuve un sueño”, el tapatío Juan Pablo Villalobos nos regaló “Un viaje cósmico a Puerto Ficción”. Su estreno tanto en el complicado mundo de los niños, como en esta renovada y ahorradora gestión del Fondo de Cultura Económica.
En esta obra, Villalobos relata la historia de tres niños de la calle, quienes para sobrevivir, aunque sea por compasión, recurren a artimaña enternecedora como la “cara de zanahoria” de Sabino, el único varón de la banda, “y que no es una cara triste ni para dar lástima, sino una cara que a veces obraba el milagro de que nos regalaran los sagrados tacos del día”, relata su hermana.
El rugir de sus estómagos no se detiene hasta que Sabino logra hacer “lo suyo” frente a los comensales de la taquería de confianza. Pero un día falló.
A lo largo de este Clausura 2019, han sucedido demasiadas curiosidades con La Franja: si al principio del torneo nos hubieran dicho que a cinco partidos de terminarlo, el equipo estaría peleando “codo a codo” por un lugar en liguilla, lo habríamos creído; si nos lo hubieran dicho en la fecha seis o siete, lo habríamos tomado a burla; y desde hace poco más de dos semanas, la idea se nos clavó en la cabeza como una obligación.
“Estaba acongojado y listo para la reprimenda. En ese momento compuso una cara de zanahoria perfecta. Eso es lo que pasa a veces: que cuando quieres hacer las cosas no te salen, y cuando no quieres, o no te das cuenta, te salen sin querer de manera perfecta”.
Después del tropiezo ante Morelia, qué ansias deben tener los poblanos de que ya sea viernes y que mientras tenga al superlíder enfrente, sin quererlo o sin darse cuenta, su Franja haga “lo suyo”: una cara de zanahoria bellísima e infalible.
Nos leemos la siguiente semana. Y recuerden: la intención sólo la conoce el jugador.