En el día a día de la campaña, una fila parece crecer de manera incontrolable.
Si pusieran una cámara para detectar a todos aquellos que se acercan a la casa de campaña o que buscan acercarse a Luis Miguel Barbosa en cualquier acto de campaña, créanme que no darían crédito de la desvergüenza y la falta de dignidad de muchos personajes que darían lo que les pudieran con tal de ser recibidos en el nuevo círculo de poder en Puebla.
Y es que los ya conocidos, representan una mínima parte de los que suspiran ya no por un puesto, sino por un simple saludo del candidato a gobernador por Morena.
Los nombres que de los que ya se conocen como nuevos barbosistas, son los privilegiados por ya haber sido palomeados.
Sin embargo, son muchos más los que diariamente se acercan, sin importarles ser el hazmerreír de quienes incluso toman video de estos actos que muestran la indignidad de personajes que disfrutaron de las mieles del poder hasta hace muy poco tiempo.
En esa cola, lo mismo se forman morenovallistas de primer y último nivel; que panistas tradicionales; priistas marinistas o melquiadistas; y cualquier militante de los partiditos rémoras.
Lo mismo pasa con empresarios, líderes sindicales, ministros de cultos y medios de comunicación.
Probablemente apuesten a la desmemoria política para volver a mamar de la vaca de la abundancia.
Sin embargo, en tiempos de campaña, recibir voluntarios, convenencieros, advenedizos, come cuando hay o cómo gusten llamarlos, es parte de una práctica natural.
Sin embargo, un político con la experiencia y el colmillo de Luis Miguel Barbosa no caerá en sus historias de arrepentimiento y menos en sus juramentos de lealtad eterna.
Hoy todos son bienvenidos, pero será hasta la toma de poder cuando conozcamos qué tan abierta estaba la puerta.
Veremos y diremos.
El conveniente regreso de Melquiades al PRI
Después de varias elecciones, Melquiades Morales volvió a comprometer su capital político a favor del candidato del PRI, en este caso, de Alberto Jiménez Merino.
La fuerza y el respaldo del exgobernador, sobre todo en la zona de Ciudad Serdán, no puede ser regateada ni minimizada; de ahí que su colaboración a favor del candidato del PRI sume bastante e inyecte más aire a la campaña del exrector de la Universidad de Chapingo.
Como se recordará Moreno Valle llegó a la política poblana y a la administración pública por invitación de Morales Flores, justamente cuando el exgobernador le ofreció ser titular en la Secretaría de Finanzas del estado de Puebla.
Cómo olvidar el incondicional apoyo a Rafael, pese a los señalamientos por la creación del hoyo financiero, Melquiades Morales decidió premiar a su ahijado político con una diputación federal, precisamente la del distrito que él había trabajado, el de Ciudad Serdán.
Melquiades Morales y su dinastía también apoyaron a Rafael en su campaña al Senado, ya con las siglas del PAN, y además respaldaron sus aspiraciones al gobierno del estado de Puebla en 2010 cuando una coalición multicolor le arrebató al PRI, Casa Puebla.
Ahora, el capital político que Melquiades Morales ha cosechado, lo puso en manos de Jiménez Merino y es aquí donde surge la pregunta: ¿Regresó el hijo pródigo del tricolor o sólo fue un conveniente reacomodo político del exmandatario ante la muerte de Rafael?