En 2005, Adolfo Karam Beltrán, entonces director de la Policía Judicial, el empresario textilero, Kamel Nacif Borge y el mismo gobernador Mario Marín protagonizaron el mayor escándalo político, jurídico y mediático de la historia moderna de Puebla: la aprehensión de la periodista Lydia Cacho.

Catorce años después, el caso resurge con la intervención de la Organización de Naciones Unidas (ONU) y libradas órdenes de aprehensión contra los involucrados, a pesar de que la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) exoneró a Marín Torres en 2008.

En entrevista para el Grupo Editorial Intolerancia, Adolfo Karam retó a la escritora Lydia Cacho Ribeiro a someterse, junto con él, a la prueba del polígrafo para desmentir así que haya sido sometida a tortura física o psicológica, cuando hace catorce años fue detenida en Cancún, Quintana Roo, por una orden de aprehensión por el delito de difamación, librada por una juez en Puebla.

Adolfo Karam negó que haya recibido orden directa del exgobernador de Puebla para orquestar la detención de la autora del libro “Los Demonios del Edén”, como se ha hecho ver desde que en La Jornada fueron revelados los audios entre el propio Marín Torres y Nacif Borge, en los cuales el empresario acuña frases como “Góber precioso” y “Eres el héroe de la película papá”, al saber de la aprehensión de la activista.         

—Intolerancia Diario (ID): Gracias por la apertura para poder platicar.

—Adolfo Karam (AK): “Se han dado conocer cosas que jurídicamente nos llaman mucho la atención. Es un tema que ya había sido cerrado, que la Suprema Corte de Justicia de la Nación hizo los estudios jurídicos correspondientes, las investigaciones necesarias y decidió cerrar el caso.

”Sin embargo, la señora, por algún tema, decidió llevarlo a la Organización de Naciones Unidas y determinó emitir una opinión, en mi punto de vista personal, equivocada, porque solamente escuchó una parte. Creo que un organismo mundial, al momento de recibir una queja, debería de recibir la otra parte. Nos hubieran citado”.

—ID: Adolfo, ¿te parece que vayamos por partes y hagamos un recuento de lo vivido en ese tiempo? ¿Cómo es que llega a tu oficina de la Policía Judicial el Caso Lydia Cacho?

AK: “Veo que era delito de difamación y calumnias… Yo tenía investigaciones por delitos de secuestros y delincuencia organizada, robos, asaltos y robo de vehículos; delitos que realmente agraviaban a los poblanos y a eso me dediqué.

”Eso está en los antecedentes históricos de lo que hice en ese 2005, como director de la Policía Judicial (…).

—ID: ¿En qué mes se cumple la orden de aprehensión?

AK: “Cuando se hace un cierre administrativo, traíamos un récord de entre mil 100 y mil 200 órdenes de aprehensión. Era un número importante para el Sistema Nacional de Seguridad Pública, con un trabajo bastante eficiente. Al final de ese año, en el cierre administrativo, se revisó el número de órdenes pendientes más insignificantes en el ámbito delictivo; eran incumplimientos de pensiones alimenticias, delitos patrimoniales no violentos. Eran delitos muy sencillos y me dicen: ‘Tenemos 15 o 20 órdenes de aprehensión foráneas”. Y entonces les digo: “Repártelas”. Eran de Sonora, Chihuahua, Durango, Guanajuato, Cancún. Todas fueron repartidas para cerrar desde el punto de vista administrativo. Por el día 16 de diciembre, bajamos la cortina para atender eventos de fin de año; entrego mis números de cumplimiento de órdenes de aprehensión favorables en ese momento, y se acabó.

”Finalmente, el 16 de diciembre recibo una llamada del gobernador del Estado, Mario Marín Torres. Me pregunta si había mandado a detener a la señora Lydia María Cacho Ribeiro”.

  • “El gobernador no sabía de la detención”

—ID: ¿En ese lapso recibes de manera directa o indirecta en el que te dijeran: “Le interesa en particular al gobernador que esto se cumpla”?

AK: “No”.

—ID: Vayamos al día de la detención. Ahí sí recibes una llamada directa y personal del gobernador Mario Marín.

AK: “Sí, porque el gobernador no sabía. Me dice: ¿Oye, tú mandaste a detener a una persona de nombre Lydia María Cacho Ribeiro?

De entrada le dije: No sé, déjame revisar. Reviso con el comandante del área de órdenes de aprehensión, quien me dice: “Enviamos 25 órdenes para su cumplimiento y sí, hay una a nombre de esta señora y ya fue detenida; viene de Cancún, en camino”.

Le informo al gobernador con los datos del juzgado y número de orden de aprehensión. Me comenta el gobernador: “Es una periodista”, cosa que yo ignoraba, y entonces me comenta el gobernador: “Me están hablando periodistas nacionales como Carlos Loret de Mola, titular de la emisión matutina de Noticieros Televisa, que si nosotros traíamos detenida a su amiga”.

Entonces le digo: “Dile que sí, y voy a revisar que las cosas se hagan conforme a los protocolos establecidos en la Policía Judicial, para que siempre se respeten los derechos humanos y las garantías de todos los detenidos”.

—ID: ¿Qué haces, sabiendo que ya venía en camino?

AK: “Ordeno al comandante de aprehensiones que revise la ruta que traen, porque en una segunda llamada del gobernador, me dice que la señora traía escolta de la Procuraduría General de la República (PGR), de la Policía Federal (PF) y de la Agencia Federal de Investigaciones (AFI), por amenazas de muerte y no sé qué tantos rollos por las organizaciones que ella defendía.

”Me dice: “Ten mucho cuidado, porque la señora tiene amenazas”. Entonces el tema fue resguardarla perfectamente. Pedí entonces se pusiera más atención, para evitar una situación que pusiera en riesgo la integridad de la señora”.

—ID: Los medios que dimos cobertura a la detención supimos que en la detención habían participado agentes de Puebla y de Quintana Roo.

AK: “Los protocolos de operación cuando se tiene que actuar en otros estados, de acuerdo con la Conferencia Nacional de Gobernadores (Conago), se debía firmar un oficio de colaboración. Al llegar a esa ciudad, los agentes enviados mostraron la orden de aprehensión y el oficio de colaboración; la Procuraduría de ese estado dispuso de dos elementos.

”Fueron agentes de Puebla y de Quintana Roo al domicilio en donde se tenía ubicada a la señora. Los agentes de ese estado sí la conocían y sabían en dónde se encontraba. Vieron llegar la camioneta de la señora que sí traía escolta de la PF; a la señora se le explicó que en ese momento estaba detenida”.

—ID: ¿Los federales no pudieron hacer nada?

AK: “Los federales no participaron en nada. Se replegaron cuando los agentes de Puebla explicaron que daban cumplimiento a una orden de aprehensión. Vieron la orden de aprehensión y que se trataba de un caso jurídico y dijeron “Adelante”.

  • “Le compraron un jarabe Broncolín, unas perlas Tesalón”

—ID:¿En el momento en que recibes la llamada del gobernador, ya venían muy avanzados en el camino?

AK: “Sí, ya venían muy avanzados. De hecho, en el camino la señora mostró molestias en la garganta. Los agentes se detuvieron en un poblado próximo en una farmacia, le compraron un jarabe Broncolín, unas perlas Tesalón, de las cuales hay facturas que agregué a la investigación que hizo la SCJN, para que se sintiera mejor.

”Cuando tuvieron hambre, se detuvieron en otro poblado; la señora se comió un pollo rostizado, completo.

—ID: En su momento, los agentes que participaron dijeron que era imposible que fuera torturada en el camino, pues en el trayecto Lydia Cacho les hizo revelaciones de su vida personal. ¿Tú sabías de esto?

AK: “Sí, por supuesto. De hecho, cuando llegaron los judiciales, dijeron: “No sé por qué detuvimos a la señora. Ella ayuda a fundaciones y cuida a familias violentadas”. La señora les dijo a los policías judiciales que un policía federal de Caminos golpeaba a su familia y a su hija; ella intervino, les quitó a la niña que tenía adoptada. Las amenazas eran de ese policía federal de Caminos, y por ello era resguardada por la PGR.

”Fue tan agradable el traslado que, cuando ingresó a la Procuraduría de Quintana Roo, la despojaron de todas sus pertenencias que fueron entregadas a una persona que la acompañó en todo momento, le pide a uno de los policías judiciales de Puebla su teléfono para hacer unas llamadas, y la señora se gasta, en esa época, 500 pesos en llamadas a la Embajada de España, a la PGR, al periódico El Universal.

”Incluso, le reclamó a quien en ese momento era el titular de la PGR, Francisco Cabeza de Vaca. Los judiciales me dijeron que le habló muy feo, con palabas altisonantes. Le dijo: “Eres un pendejo, ya los judiciales de Puebla me acaban de detener y tus agentes no hicieron nada”.

—ID: ¿Todo a través del teléfono de uno de los agentes de Puebla?

AK: Mismo que, cuando se hizo la investigación de la SCJN, pedí a Telcel la sábana de llamadas en donde constaba todos los números a donde ella quiso hablar. Ella nunca estuvo incomunicada. En el trayecto de Cancún a Puebla, siempre tuvo un teléfono en la mano. Siempre hizo y recibió llamadas.

Ella dice que hubo una autoría intelectual en un caso de tortura psicológica.

—ID:¿Cómo llega la señora a la Procuraduría de Puebla?

AK: “Cuando el gobernador refiere que había preocupación de periodistas nacionales como Carlos Loret de Mola, había otro columnista de El Universal del que no recuerdo su nombre…”

—ID: Jorge Zepeda Patterson.

AK: “Zepeda Patterson… Le dije al gobernador que tenía garantizadas todas sus garantías; es más, pedí que fueran enviadas mujeres policías para que se encontraran en un punto con los agentes aprehensores, para que fueran ellas quienes se hicieran responsables del resguardo de Lydia Cacho hasta la llegada a la PGJ, y posteriormente ingresarla al penal; y así ocurrió.

”Luego, llega a mi oficina la senadora Lucero Saldaña, que ahora es diputada federal por Puebla. Ella tenía una organización de protección a mujeres, creo que sigue así. Preguntó si había inconveniente por su presencia en el momento de la llegada de la detenida. Le digo: “No, al contrario, gracias (…) Estarán aquí en unos cuarenta minutos”. Llega y sube las escaleras de la PGJ. Hay fotos históricas en donde ella muestra una gran sonrisa”.

—ID: ¿Quiénes más estaban?

AK: “Estaba una mujer que luego fue fiscal de atención de delitos contra las periodistas de PGR, no lo recuerdo bien, pero estaba como abogada de Lydia Cacho; aún no era la fiscal.

”Las fotos históricas que existen y que fueron aportadas a la SCJN, ven cuando baja de la patrulla, sube las escaleras del antiguo edificio de la PGJ, la ingresan al área de la Policía Judicial y cuando va llegando al área de seguridad, la senadora Lucero Saldaña, un representante de la Comisión Nacional de Derechos Humanos y del estado de Puebla, nos acompañan a recibirla.

”Ella fue ingresada a la cámara Gesell. Ahí llego por ella. Subimos todos a mi oficina. En mi privado, sólo la senadora Saldaña, Lydia Cacho y yo, le digo: “¿Fue usted detenida con algún tipo de violencia?”, y ella respondió que no. “¿Le mostraron la orden de aprehensión?”, y respondió que sí; “¿Le permitieron leerla?”, y respondió afirmativamente; “¿La esposaron para el traslado?” Y dijo: “Yo no tengo ningún problema con los policías judiciales”. Todo delante de la senadora Lucero Saldaña.

  • “Nunca estuvo sola como para ser torturada”

—ID: ¿Qué tiempo estuvo detenida? ¿Hubo algún momento en que haya estado sola, como para ser torturada?

AK: “Nunca estuvo sola. Desde que llegó a la PGJ, siempre hubo una mujer de su confianza con ella, más la compañía de la senadora Lucero Saldaña. En la PGJ, debió haber estado detenida unos cuarenta minutos, y estuvo en mi oficina”.

—ID:¿La enfrenarías cara a cara para decirle todo esto?

AK: “Me encantaría que hiciéramos un examen de poligrafía, con un notario público y con cámaras de televisión y medios de comunicación. Que me pregunten a mí si en algún momento ordené algún acto indebido, ilegal, de tortura, o algún acto en contra de sus derechos y garantías.

“Y que le pregunten a ella si en algún momento recibió algún mal trato de la Policía Judicial de Puebla.

”Lo digo públicamente: me someto al detector de mentiras, pero con ella. Que le pregunten si en algún momento le fueron violentados sus derechos. Que le pregunten si en algún momento le hablaron con palabras altisonantes o una palabra fea, ¡para nada!

—ID: Hay un momento en el que ella dice haber sido incomunicada y llevada a separos en donde había colchones orinados y con manchas de sangre. ¿Pudiste no haberte dado cuenta de eso?

AK: “Imposible, porque desde que bajó de la patrulla estuvo rodeada de periodistas y gente de su confianza. En mi oficina, fue la senadora Lucero Saldaña quien siempre acompañó a Lydia Cacho”.

—ID: ¿Has hablado del tema con Lucero Saldaña?

AK: “¡Claro!, ella ahora es una gran diputada federal, una gran legisladora y en algún momento llegamos a platicarlo”.

—ID: ¿La senadora escuchó cuando se le preguntó si los agentes habían cometido algún exceso?

AK: “Por supuesto. Ella estuvo presente en todo momento. Lydia Cacho dijo que los agentes judiciales la habían tratado muy bien”.

—ID: ¿Es un reto público y abierto a Lydia Cacho para carearte incluso sobre este tema?

AK: “Me siento el día que la señora quiera, con dos polígrafos cada quien, planteamos las preguntas; sobre todo lo que ella ha dicho en los últimos catorce años”.