Los resultados de ayer confirman el triunfo inobjetable de Luis Miguel Barbosa, pero también exhiben y echan por tierra las versiones de los encuestadores, en donde se hablaba de diferencias abismales entre el candidato puntero y su más cercano rival.

Ni el dos a uno ni los más 20 puntos de ventaja se vieron reflejados en las urnas.

El resultado es de 10 puntos porcentuales de diferencia y la participación total, nos dice que solo 3 de cada 10 personas con credencial de elector acudieron a emitir su voto.

Es evidente que el hartazgo ciudadano, particularmente el del poblano que ha vivido en medio de esta crisis política, lo ha llevado a abandonar las urnas y, por lo mismo, su interés en la vida política del estado.

Es el costo de una elección extraordinaria en donde el ganador rondará, al término de los cómputos, los 700 mil votos.

Irónicamente, Barbosa ganará con 300 mil votos menos de los que obtuvo cuando “perdió la elección”.

Es el problema de las elecciones no concurrentes, en donde el gran triunfador es el abstencionismo.

De ahí que los cálculos derivados de las encuestas hayan estado muy lejos de la realidad reflejada en las urnas.

Después de 60 días de campaña, el día de ayer confirmamos un fenómeno que cada vez se repite con mayor frecuencia: en las encuestas electorales, la gente no responde con la verdad.

Y al final de todo, hasta en Morena hay ganadores y vencidos.

Mientras en la capital y zona metropolitana los resultados de un empate no hablan bien ni de los alcaldes ni los operadores político-electorales de esa, que es la región que mayor número de votos aporta en el estado.

Ya sabrá Luis Miguel Barbosa medir a quienes le operaron la Sierra Norte y la Mixteca, porque es ahí en donde ganaron la elección.

Y en el caso panista, dentro de su derrota, hoy pueden aliviar sus corajes con lo que implica el voto metropolitano, que los hace serios contendientes a la alcaldía de la capital y de las presidencias ubicadas en la zona metropolitana. Y también los debe llevar a la reflexión y el análisis de los números, ya que por partido, el PAN obtuvo más votos que Morena en todo el estado. Es decir, que el PAN tiene vida después de Moreno Valle.

Lo del PRI dadas sus condiciones adversas, lo que fuera arriba de 10 puntos era ganancia y superaron los 15, lo cual, aunque no les representa nada en términos políticos, sí les dice que tendrán oportunidades futuras, principalmente en las alcaldías y algunas diputaciones locales. Peor es nada, diría la casadera.

Y así las cosas, después de un auténtico viacrucis, los poblanos tendremos nuevo gobernador por cinco años y medio, y se llama Luis Miguel Barbosa.