Una lección debe dejar la elección de Puebla a ganadores y perdedores.
Al desmenuzar los números fríos, destaca que Morena no es tan fuerte sin su coalición Juntos Haremos Historia.
Pero sobre todo se debilita si Andrés Manuel López Obrador no está en la boleta.
Lo que más dolió a las huestes morenistas, es que en la elección a gobernador perdieron la zona conurbada de Puebla, sobre todo arrollado en la ciudad capital.
Además con todo y coalición perdieron cuatro de los cinco municipios donde hubo elección extraordinaria a manos del Partido Revolucionario Institucional (PRI).
De este modo, el partido Movimiento Regeneración Nacional (Morena), tuvo menos votos que el Partido Acción Nacional (PAN).
En total Morena en todo el estado obtuvo 390 mil 805 votos según el Programa de Resultados Electorales (PREP).
Sus coaligados de Juntos Haremos Historia como el Partido del Trabajo (PT), hizo votación histórica en Puebla de 163 mil 44 sufragios y hasta el Verde logró 128 mil 396.
En tanto, el PAN logró 414 mil 356, y sus amigos del PRD apenas lograron 43 mil 693 votos y 49 mil 173 Movimiento Ciudadano.
Esa fue la diferencia entre ganar y perder: las alianzas.
Quedó demostrado también que sí salió finalmente el voto duró del PAN a las casillas, aunque se decía que no apoyarían a Enrique Cárdenas, por intruso.
Entonces lo que falló fue el candidato que no se puso a chambear.
El exrector de la Universidad de las Américas Puebla (UDLAP), muy fifí no se ensució los zapatos en el interior del estado.
Sólo se dedicó a andar en la Ciudad de México, en casas de estudio y reuniones con empresarios.
En tanto, la labor de Luis Miguel Barbosa con los distintos partidos de su coalición y las visitas constantes al interior del Estado, finalmente rindieron frutos.
A Alberto Jiménez Merino sólo le alcanzó a recoger la mitad de los votos que Enrique Doger, logró en 2018.
O sea que el voto duro priista cada vez se hace más pequeño, lo que denota un partido en vías de extinción.
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Las alarmas
Los resultados han prendido las alarmas en Morena, sobre todo en miras al 2021, cuando busquen reelegirse en los ayuntamientos que ganaron con el tsunami lopezobradorista de 2018.
¿Habrá llegado a tiempo la llamada de atención?
Eso ya se sabrá a su tiempo, mientras tanto créanme que hubo jalones de orejas.
El reto ahora es revertir los resultados de este 2019, los que solo de un vistazo ponen de nervios a los morenistas.
Los ayuntamientos se tendrán que poner a trabajar mucho, si quieren ganar la confianza de la gente como la que tiene López Obrador y no solo usar su nombre para popularizarse.
Ahora muchos culpan a los ayuntamientos de los resultados.
Pero en realidad se debe que decir si influyen, pero no en todo y mucho menos son el factor determinante.
Lo cierto es que fueron varios los factores que generaron el abstencionismo y la caída estrepitosa de Morena en la zona conurbada de Puebla.
- Falta de estructura.
- Sólo se llevó a cabo la elección a gobernador.
- No ha bajado la inseguridad.
- Hubo la percepción de que estaba todo definido con un claro ganador.
La verdadera prueba para los ayuntamientos es en 2021, cuando veremos de qué cueros salen más correas.
Al ser elecciones municipales habrá mayor participación, pero sobre todo por ser los primeros comicios en la que se podrán reelegir los ediles.
Se sabrá quién sí trabajó y quién no, así de simple.
Tiempo al tiempo.