Dicen que en política: la forma es fondo.
Y como un político de la vieja guardia, conocedor de las reglas no escritas, Guillermo Pacheco hizo gala de su formación y sabiduría adquirida durante tantos años de deambular por los peligrosos pasillos de la política en Puebla.
Ayer, Guillermo Pacheco Pulido abrió a primera hora el vestidor de su recámara —la de su casa propia, porque no quiso vivir en Casa Puebla— y desempolvó uno de los muchos trajes que en los últimos años se habían quedado guardados tras su retiro de la política.
Enfundado en un impecable traje grano de pólvora, camisa blanca y corbata oscura, acudió a rendir su informe ante el Congreso del Estado, pese a que no era necesario de acuerdo a la ley por ser gobernador interino, pero como buen jurista y mejor político, se presentó ante el pleno, donde por unanimidad fue reconocido por los diputados de todos los partidos y también por los “sin partidos”.
El mensaje del maestro fue breve y directo, destacando dos puntos: estabilidad y certidumbre en su corta administración.
Y es que si hay dos puntos críticos que Pacheco Pulido logró imponer, son precisamente esos, la estabilidad y la certidumbre. Son temas que nadie le puede negar ni regatear, ya que en este corto lapso se convirtió en el gobernador que atemperó los ánimos caldeados que amenazaban con incendiar Puebla.
Por primera vez en casi quince años no hubo el tradicional show de los diputados, y las intervenciones en positivo para Pacheco sin llegar a la zalamería, fueron un justo reconocimiento a un gobierno que después de meses de incertidumbre tras la elección de 2018, logró apaciguar las tormentas generadas por la tragedia del 24 de diciembre.
Hay que reconocer que la designación de un gobernador emanado del PAN o de Morena, hubiera polarizado al estado; y aunque las filias lo colocaron más cerca de este último partido, el oficio de Pacheco y el respeto de la clase política le permitieron salir muy bien librado. Y aunque difícilmente saldrá de su boca, el cierre de su informe bien pudo concluir con un: Misión Cumplida.
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Los gobernadores más breves de Puebla
Anoche, en el programa Destrozando la Noticia dábamos por hecho que el gobierno de Martha Erika Alonso había sido el más corto de la historia política de Puebla.
Independientemente de las causas que generaron administraciones tan breves, al hacer una revisión a los anales de los gobiernos estatales en Puebla resultó que hubo un gobernador interino de sólo 5 días.
De acuerdo a estos datos, Arturo Osorio en el año 1925 fue gobernador interino por 5 días, lo cual lo convierte en el que menos días gobernó nuestro estado.
Por causas fatales, Marta Erika Alonso en el 2018 sostuvo el cargo por 9 días, con la diferencia de que ella sí fue gobernadora constitucional.
Otro caso es el de Salvador Seoane, quien en el año de 1927 fue gobernador encargado por 10 días.
Y en años más recientes, Mario Mellado en 1972 fue gobernador suplente por 20 días.
Otro al que deberemos anotar es a Jesús Rodríguez Almeida, quien tras el fallecimiento de Martha Erika, fungió como encargado de despacho de la gubernatura durante 28 días.
Y por último, se anotará en la historia política poblana el nombre de Guillermo Pacheco Pulido como gobernador interino de 180 días, que paradójicamente, comparado con los anteriores, suena a una eternidad.