La pregunta del millón, ¿por qué se permitió que una banda como la de "Los Chilangos" adquiriera tanto poder como para tener su propio panteón clandestino?
¿Dónde estaba la Fiscalía General del Estado (FGE), ante las denuncias por desaparición de personas que debieron haber sido presentadas por los familiares de las personas que fueron ejecutadas y arrojadas a los dos pozos?
¿Cómo ocurrió que en municipios cómo San Martín Texmelucan, Huejotzingo y las dos Cholulas, una organización criminal sumará tantas muertes, desapariciones y delitos de alto impacto, donde se supone que existen comandancias como la agencia Estatal de Investigación?
Una rápida respuesta podría ser qué comandantes, comisarios, ministerios públicos, se vieron enredados en un alto grado de corrupción, a grado tal, que no sólo apadrinaron a este tipo de delincuentes sino que además les permitieron la circulación de vehículos con armas y hasta con cadáveres.
Es difícil pensar qué tanto agentes como jefes de grupo comandantes, no sólo de la Policía Ministerial del Estado, no se dieran cuenta de tantas desapariciones ni de la presencia de estos grupos que ni siquiera eran oriundos de la zona.
Efectivamente, la desarticulación de esta banda obedece a la intervención directa de la Fiscalía de Investigación de Secuestros y Delitos de Alto Impacto (Fisdai), además de inteligencia de la Secretaría de Seguridad Pública del Estado (SSP), pero fue porque un funcionario de la Secretaría de Gobernación fue secuestrado, no porque le hubieran dado seguimiento a cada uno de los cuerpos que están siendo hallados en los dos pozos de Tianguistengo.
Lo que sí se debe de investigar es si fue por omisión o por negligencia, que no hubiera investigaciones concretas como para desarticular a una organización delictiva que sembró terror y que aún va a causar pesadillas a los habitantes de la zona poniente del estado de Puebla.
Alguien debe responder por qué tanta negligencia.
Nos vemos cuando nos veamos