A diferencia del lastre que representaba para Gabriel Biestro la presidencia de José Juan Espinosa en la Comisión Inspectora, Olga Lucía Romero Garci Crespo se ha asumido como el brazo firme en el Congreso del Estado.
Entre los ejemplos están las investigaciones y nuevas auditorías que solicitó para los recursos gastados por el morenovallismo. La legisladora de Morena terminó con la simulación de los primeros meses de la legislatura, cuando el entonces presidente de la Inspectora se desgastaba en escándalos mediáticos, sin aterrizar una sola de las denuncias lanzadas al aire.
En contraposición, la paisana de Barbosa, integrante de una de las familias más reconocidas en Tehuacán y pioneras en explotar los manantiales de agua mineral, se sumó a Morena en las elecciones de 2018; para muchos, la adhesión sólo fue parte de “estar a la moda” y no le dieron muchas posibilidades de sobresalir en esta legislatura.
Sin embargo, quienes la desdeñaron se equivocaron, ya que desde que asumió la presidencia de la Comisión Inspectora comenzó a verse la línea de acción que marcará su paso por el Congreso, convirtiéndose en los hechos, en una férrea Fiscal Antimorenovallista.
La diputada ya anunció que se podrían abrir las cuentas del ex gobernador Rafael Moreno Valle de 2014 al 2017, cuando se hicieron algunas de las obras faraónicas y que por lo tanto, así lo solicitaría.
Como se recordará Romero Garci Crespo fue la única que solicitó licencia en la elección de este año para sumarse a la campaña de Miguel Barbosa, de ahí la confianza del hoy gobernador electo en la diputada que ya logró romper algunos de los candados que impedían reabrir las cuentas públicas.
Con más argumentos legales y menos denuncias mediáticas, encontró cómo evadir negativas y presentó un exhorto a la Auditoría Superior del Estado para que se entregue un listado de las obras que sí fueron auditadas en la administración morenovallista, es decir, desde 2011.
La solicitud llegó porque como es bien sabido, las funciones de la Contraloría del Estado, la Comisión Inspectora y la Auditoría Superior obedecían a los intereses políticos de un grupo distinto al que hoy gobierna Puebla.
Sobra decir que las obras faraónicas del morenovallismo no fueron objeto de auditorías reales, lo cual permitió derroches brutales y negocios incalculables.
De comprobarse que obras como la Estrella de Puebla, el Museo Internacional Barroco, los Hospitales de la Mujer, Integral de Huehuetla y hasta centros de salud; no fueron auditadas, legalmente se puede hacer una investigación al respecto y proceder a la sanción del o los funcionarios implicados, esos de los cuales aún no se ha hablado.
El encargado del manejo de los recursos y licitaciones para las obras morenovallistas, por si usted se lo pregunta, era el secretario de Administración Cabalán Macari, él veía directamente el tema de los contratos, así que no se sorprenda si por ahí comienza a aparecer su nombre como uno de los posibles responsables.
Pero nombres hay pa aventar pa’rriba.
¿Cuántas cabezas caerán?
Veremos y diremos.