Era más seis de la mañana del martes 13 cuando una joven madre de familia esperaba paciente, la unidad de Ruta en bulevar Valsequillo. No tenía más de 10 minutos cuando de una camioneta, alguien preguntó por una dirección.

Confiada, respondió la pregunta; antes de terminar la respuesta, descendieron de la camioneta cuatro sujetos y por la fuerza, la subieron al vehículo. Arrancaron sin rumbo aparente y ahí comenzó la pesadilla de quien no atinaba a saber qué había hecho mal: víctima del infortunio, se hizo todo tipo de preguntas.

Los tripulantes, sin el rostro cubierto, preguntaron todo: qué tipo de familia, dinero, bienes, hijos... Se mantuvo en la misma: sin responder, con una salvedad, dominó en la medida de lo posible el miedo que para entonces, había invadido hasta la última célula de su cuerpo.

A las 22:00 horas, sin lesiones ni daño físico alguno, la liberaron por el rumbo de Valsequillo. Las 18 horas de ausencia y sin paradero también había encendido la alarma en la familia de la mujer ‘levantada’ esa mañana.

Han pasado más de 24 horas desde que ese episodio quedó en el pasado inmediato, pero con claras secuelas en el presente y huellas en el futuro de la víctima y su familia.

Son los síntomas de una coyuntura que está lejos de ser percepción producto del imaginario colectivo, como lo han sugerido integrantes y mujeres de la 4T. Nada más falso.

Lejos de la febril imaginación de la sociedad en Puebla, el clima delictivo llegó hace unos días hasta Presidencia de la República cuando Andrés Manuel López Obrador pidió a los poblanos no colaborar con la delincuencia.

La maña es la maña. No sólo no dejaron de cooperar con los grupos delictivos sino que dos de los cuatro rifles de asalto calibre FX 5.52 de los miembros de la Guardia Nacional, robados a principios de la semana pasada, siguen sin aparecer.

Lo que ahora sabremos es que cuatro elementos de la policial municipal de Nopalucan de nombres Salvador L., Alfredo S., Carlos Ulises J., y Alfredo M., portaban armas sin permiso, eran ‘halcones’ de los grupos delictivos y tenían además, los fusiles de la Guardia Nacional.

Fueron llevados a la Fiscalía General de la República, pero esa estampa, como el rapto de la mujer del martes de esta semana pone de relieve la impresionante necesidad de dejar la retórica de campaña para pasar a los hechos. La gente buena, que es la mayoría, bien vale la pena.

@FerMaldonadoMX