Al concluir el proceso de afiliación al Partido de la Revolución Democrática sólo quedaron 40 mil de los 170 mil militantes que tenía el sol azteca en Puebla; es decir que existían 130 mil fantasmas en el partido que ni remotamente podrá volver a vivir los tiempos de gloria que tuvo en dos ocasiones: primero con Cuauhtémoc Cárdenas y posteriormente con Andrés Manuel López Obrador.

Para 2015 el padrón del sol azteca era de 60 mil afiliados, cifra que ya parecía exagerada para un partido que apenas lograba tres o cuatro legisladores y sin tener posiciones relevantes en el gobierno.

Aunque el PRD formó parte de la alianza Compromiso por Puebla siempre fue el aliado que sólo utilizaron a partir de 2013 para reubicar a panistas y priistas disfrazándolos de perredistas. Por cruel que parezca, el PRD era el tonto útil del morenovallismo.

De pronto llegó 2017 y el padrón se infló hasta llegar a los 170 mil militantes, cifra que registró la gente de Luis Maldonado Venegas, apoyado por perredistas que de pronto sintieron que estaban garantizando su sobrevivencia política y económica por los siguientes 10 años, ya que se les vendió la idea del sueño presidencial de Moreno Valle.

La realidad es que un año después en 2018, los votos al PRD no llegaron ni a los 80 mil y ahora para 2021 no se ve que la llegada de José Narro ni la de Gabriel Quadri — personajes a nivel nacional—, en verdad sean un motivante para votar nuevamente por ellos.

Si bien hay algo bueno en la depuración del padrón al salir 130 mil fantasmas, hay que ver cuántos cadáveres políticos continúan aún en la lista.

  • La limpia de consejeros en el IEE

En medio de las presiones de lo que queda del morenovallismo, dos consejeros electorales pudieron salir bien librados: José Luis Martínez López y Luz Alejandra Gutiérrez Jaramillo; ambos ahora están siendo consultados por el poder legislativo para la Reforma Electoral de Puebla.

Ayer hubo una larga reunión entre Martínez López y Gabriel Biestro Medinilla. Trascendió que entre los acuerdos se encuentran las bases de una Ley Electoral moderna, donde se tocarán incisos como el diputado migrante, las candidaturas independientes y hasta la Ley de Participación Ciudadana.

Esperemos que se logre un avance de fondo y real y que los poblanos veamos que un proceso termine el día de la elección y no meses o años después, en medio de la incertidumbre. Pero sobre todo, que veamos a consejeros electorales con un verdadero carácter ciudadano y no a un puñado de militantes disfrazados.