La metidota de pata de José Manuel Ramírez Pinzón, titular de la Unidad Especializada en Técnicas de Investigación y Cateos en el Estado de Puebla, de la Fiscalía General del Estado​ (FGE), para el cateo a 6 domicilios del municipio de Huixcolotla, incluyendo un Kinder, en busca de drogas, puso en duda si los beneficiados de los famosos premios que la FGE, a través del Programa #PueblaAgradece y diferentes organizaciones empresariales, en realidad se lo merecen.

Y es que otro de los "galardonados", es el comandante Arturo González Rojas "El Oso”, quien fue también de los organizadores del desastroso operativo en Huixcolotla, que solo vino a demostrar la mala preparación de la FGE, para las modernas instalaciones.

Este comandante de manera oficial tiene la clave de "Oro Centro", que significa Inspector en jefe, pero se hace llamar "Platino Centro", que es el cargo que debe ocupar el Inspector General, pero como no existe, entonces se lo adjudica.

A este comandante el grueso del personal que está a su mando lo detesta porque los sobre carga de trabajo, los obliga a que empiecen labores a las 5 de la mañana, les niega sus descansos y todos estos beneficios se los otorga a su cerrado equipo de confianza, además, por alguna razón que usted y un servidor desconocemos, se niega a cumplir órdenes de aprehensión.

Otros beneficiados con dichos reconocimientos, de los que existe duda de si o no se lo merecen es la agente es Susana Santos Gómez, una de las consentidas del director Juan Luis Galán Ruiz, que además de ser parte de la corte de las "Titancitas", forma parte del grupo de aprehensiones donde se encuentran cerca de 30 elementos, quienes solamente se dedican a cumplir órdenes de aprehensión por fraudes, abusos de confianza, es decir, las que les dejan bastante dinero a través del moche.

Eso sí, este grupo es el único que puede cumplir este tipo de órdenes, si alguna gente o comandante o jefe de grupo les quiere comer el mandado, sufre las consecuencias de severos castigos.

Esta gente que le comentó, cada vez que tiene que cumplir alguna orden de aprehensión, tiene que movilizar en su auxilio numeroso grupo de agentes, porque no tiene capacidad para someter ni realizar este tipo de actividades, sólo para recibir reconocimientos.

Otra agente galardonada es Mitzi Hernández Hernández, quien tiene cinco años escrita como analista en el UATI, con un horario de patrona, que no participa en ninguna acción operativa, que no tiene más logro que formar parte también de las "Titancitas”, las consentidas del director.

Es así cómo serán esos premios, sólo a los cuates, ¿sabrán los empresarios que otorgan los premios, quiénes son los galardonados?

Al piso jugoso negocio del Cereso

El golpeteo periodístico que en los últimos días ha caído sobre la nueva dirección del Centro de Reinserción Social (Cereso), de San Miguel, tiene nombre y motivo.

El traslado a otros penales de personal de seguridad y custodia, principalmente de la pasada administración, es la primera causa de una venganza que se cobra a base de periodicazos.

El principal motivo es que uno de estos custodios de la noche a la mañana se quedó sin poder alguno, de hecho sin negocio alguno.

Y es que este custodio, desde junio del 2017, ya contaba con un hermano en calidad de interno por un robo agravado y este se aprovechó para que ambos carnales pusieran a la venta jugosas canonjías que terminaron por venirse abajo, y la pérdida de ese dinero calo.

La otra vista del golpeteo por abajo de la mesa es porque custodios como: Gabriel Ramos Juárez, Javier Martín Chamacero, Ericka Rodríguez, Margarita Ramírez, además de Margarita Aguirre, al ser cambiados a otros penales, se les cayeron las "buenas guardias", que tenían que ver con permisos, privilegios, buenos servicios, de familiares o amigos cercanos a quien era el subdirector de seguridad y custodia.

Y es que con el cambio de administración no solo se acabaron los negocios de estos custodios y de sus protegidos, internos que también fueron trasladados a otros dormitorios, sino que además se terminaron los problemas de fuga información, que además ponía en riesgo no solo a la población sino a los mismos custodios.

Y lógico, la consecuencia fue la escalada de quejas que fueron filtradas a medios de comunicación, con la intención de cobrarles la factura.

Nos vemos cuando nos veamos