Los valores de la tauromaquia: ¿vale la pena defenderlos?
- Introducción
La tauromaquia es una actividad marginal en la sociedad mexicana, son unos cuantos los que disfrutan con el toreo. ¿Por qué entonces genera tal animadversión de grupos radicales de animalistas? ¿Por qué fundaciones holandesas, suizas y norteamericanas dedican recursos millonarios para financiar grupos que luchan contra la tauromaquia en México y otros países hispanoamericanos?
Marcha antitaurina a las afueras de la Plaza México realizada en enero 2016 (Foto tomada de https://www.excelsior.com.mx/comunidad/2016/01/31/1072234).
Victorino Martín, en su carácter de presidente de la Fundación del Toro de Lidia responde: “Intentarán acabar con todo. Después del toro, la caza y el circo, viene todo lo demás: la equitación o la romería del Rocío. El animalismo prohíbe hasta el uso de los animales en la investigación (…) Es una involución tremenda, la vuelta a época de las cavernas”.
El tema es aún más grave. Es un atentado contra los valores que son los pilares de la sociedad occidental. Los toros son sólo un pretexto. Los animalistas lo ven como una batalla fácil que genera simpatía de una sociedad sensible ante un supuesto maltrato animal. La lucha real es contra los valores emanados de las tradiciones grecolatinas y judeocristianas.
San Agustín de Hipona decía que quien se manifiesta indiferente ante la vida y la muerte es que no ama. Los animalistas lo entienden muy distinto. Ellos pretenden “salvar” a los animales del sufrimiento, pero sobre todo intentan ocultar el dolor y la muerte. La aspiración del animalismo es realizar una revolución abolicionista que humanice al animal y animalice al humano. La aspiración de los animalistas es imponer un pensamiento único, una homogenización de la cultura donde impere el gregarismo y la insolidaridad.
Por eso hoy se vuelven actuales las palabras del pastor luterano Martín Niemöller quien, como parte de su lucha contra los nazis, escribió el siguiente poema:
Cuando vinieron a buscar a los comunistas,
guardé silencio,
porque yo no era comunista.
Cuando encarcelaron a los socialdemócratas,
guardé silencio,
porque yo no era socialdemócrata.
Cuando vinieron a buscar a los sindicalistas,
no protesté,
porque yo no era sindicalista.
Cuando vinieron a por los judíos,
no pronuncié palabra,
porque yo no era judío.
Cuando finalmente vinieron a por mí,
no había nadie más que pudiera protestar.
A partir hoy, semanalmente, publicaremos una serie de artículos en donde intentaremos explicar los valores contra los que atentan los animalistas. Nos remontaremos a la mitología y a la filosofía griega, al catolicismo popular español, a la evangelización de Hispanoamérica y a la espiritualidad de los mexicanos. Asimismo, revelaremos los verdaderos intereses y la filosofía de los animalistas.
La próxima semana: La Grecia antigua y la tauromaquia.