Ante el desorden administrativo, político y la ocurrencia con que han destacado los ediles y gobernadores emanados del Movimiento Regeneración Nacional se ha comenzado a trabajar en un documento rector que establezca líneas de trabajo y de conducta para todo el país.

La idea de diseñar este plan rector, que incluye estrategia en el diseño de política pública, además de un código de conducta más allá de la idea de “no robar, no mentir y no traicionar” es impulsada por el canciller, Marcelo Ebrard Casaubón y del subsecretario de Derechos Humanos, Alejandro Encinas Barrientos.

Como vértice de ese esfuerzo político de gran calado se ha ubicado Puebla. Ebrard y Encinas buscaron a través de enviados a la capital la semana previa, el apoyo de un serrano, el secretario de Infraestructura, Heliodoro Luna Vite, el más barbosista del gabinete estatal.

Luna Vite es el perfil que más sólidos lazos tiene con las cabezas de grupo en la Cuarta Transformación en el contexto nacional; y su formación académica y política lo convierte en el perfil con mayor solvencia para trabajar en el plan rector.

Para la elaboración del borrador debieron haberse visto este fin de semana en la Ciudad de México, si es que antes no hubo alteraciones en las agendas de los involucrados

Ese fue el pacto derivado del encuentro en el restaurante El Burladero del centro de la capital, en donde se reunieron el martes de la semana previa.

La urgencia deriva de la evidente falta de capacidad administrativa y política con que los responsables de gobiernos de distintas localidades han hecho ridículos públicos imposibles de soslayar.

Improvisación en la toma de decisiones, subejercicio en el gasto, frivolidad y desdén; son factores con los que mujeres y hombres de la #4T han sido exhibidos entre el escenario público, lo que pone en riesgo la viabilidad del proyecto político de Andrés Manuel López Obrador, y ese es el tamaño del reto.

Quienes conocen de tiempos políticos entienden que 2020 será crucial para preparar y pertrecharse rumbo a la primera elección intermedia de López Obrador.

Para ello deberán sortear una aduana impostergable: la renovación de la dirigencia del partido político que aún preside una desgastada Yeidckol Polevnsky.

La renovación en el liderazgo de ese partido político será crucial para llevar a cabo este documento que aspira a convertirse en el consejo rector de la izquierda moderna que debe convencer y persuadir a los más escépticos de que la oferta política que llegó al poder en 2018 no es un peligro para México.

Para cuando la silla de Polevnsky haya sido renovada, estará listo este escrito que busca terminar con la arrogancia y política falaz de quienes llegaron a gobernar sin siquiera tener ni al de analista ‘c’ en la burocracia gubernamental.

Para que el plan ideado por Ebrard y Encinas funcione, se requiere necesariamente una nueva figura en el liderazgo de Morena, con autoridad política y moral suficiente para jalar orejas, si el caso lo amerita.