El secretario del Trabajo, Abelardo Cuéllar, enfrentará una crisis por la ola de despidos que ya realizan las dependencias estatales y que afectará, de inicio, a más de mil burócratas.

El recorte de personal es sólo uno de los muchos dilemas que el secretario ha generado en su corta estancia en la administración estatal. Desde la llegada de Abelardo Cuéllar, todo ha sido un conflicto y en lugar de generar lo que dice su título: trabajos, ha atacado en contra de la creación de empleos.

Lo que el secretario no ha logrado entender es que para el gobernador Miguel Barbosa, lo más importante es el trabajador y en su cerrazón ha iniciado una campaña de recortes en la administración estatal, con el pretexto de la austeridad.  

Cuellar ha malentendido la instrucción para terminar con todas las malas prácticas del morenovallismo y en su error la limpia ordenada por él afectará también a burócratas que nada tienen que ver con el gobierno de Rafael Moreno Valle. Se trata de trabajadores que cansados de los excesos de Rafael, optaron por darle un voto de confianza a Morena y a Barbosa a quien consideraron como su mejor opción.

Pero irónicamente, el defensor de los despedidos del morenovallismo, quien abanderó los litigios contra Rafael, quien denunció los abusos del poder; es ahora el verdugo de los propios trabajadores del estado.

Sin duda, habrá entre los despedidos algunos de los llamados aviadores o personal que realmente no aportaba nada a la administración pública; pero también gente que por temas meramente partidistas o políticos serán enviados a las filas del desempleo sin mayor miramiento.

Paralelamente al despido de funcionarios, en las dependencias estatales se dará la reinstalación de algunos ex burócratas que fueron despedidos en el sexenio de Rafael Moreno Valle, con ello el trabajo en la administración estatal vivirá un periodo de letargo, un lujo que los poblanos no deberíamos darnos.

¿Cuántos de estos trabajadores acudirán a las Jornadas Ciudadanas o a la dependencia de Cuéllar para exigir su reinstalación e iniciar un juicio laboral?

Esta nueva ola de despidos, los juicios que se interpongan y sus consecuentes fallos ¿Cuánto costarán al erario de Puebla?

¿Cuántos de los burócratas que confiaron en el cambio y en un nuevo gobierno pasarán una amarga y austera navidad?

En Ayotzinapa, sí fue el Estado

Al presidente Andrés Manuel no le bastó “tener otros datos” en materia de inseguridad o inventar ingeniosas frases para decir que la economía mexicana “creció negativamente”; tampoco le fue suficiente debilitar a las instituciones con recortes presupuestales, nombramientos carnales y persecución financiera a quienes no comulgan con su ideología.

Contrario a lo que se pregonó durante el último lustro, sin recordar las veladoras en el Ángel de la Independencia ni en la plancha del Zócalo capitalino, López Obrador, sostuvo que en el caso de la desaparición de los 43 jóvenes en Ayotzinapa: no fue el Estado.

Incluso argumentó su dicho: no fue el Estado porque hoy, él es el Estado.

Ojala los crímenes de Estado como la matanza de Tlatelolco en 1968 o la masacre de 22 personas en Tlatlaya en 2014, dejarán de doler a los familiares sólo porque hoy, él es el presidente, el comandante en jefe.