El próximo regreso de Estados Unidos a la Luna, programado para 2024, marcará un hito en la historia de la exploración espacial a través de la misión Artemisa, la cual planea llevar por primera vez a una mujer hasta el satélite natural, visitado por 11 astronautas de 1969 hasta 1972, año de conclusión del programa Apolo de la NASA.
La inclusión de la mujer, sobre todo durante la carrera espacial, fue particularmente limitada en el polo occidental. Rusia tomó la delantera en 1963, al seleccionar a la cosmonauta Valentina Tereshkova para realizar un recorrido a bordo de la nave Vostok-6, en donde completó 48 órbitas a la tierra en un lapso de 2 días y casi 23 horas. Colocó también, en 1982, a la segunda mujer en el espacio, Svetlana Savitskaya, en el equipo de la Soyus T-7, acompañada de Aleksandr Serebrov y Leonid Popov.
Mientras, en un hecho aún poco conocido, en 1965, Barbie se convirtió en la primera mujer estadounidense en unirse al programa espacial, cuando fue puesto a la venta el set de modas “Miss Astronaut”, que incluía un traje metálico, botas, guantes, casco y una bandera estadounidense. Una atrevida apuesta, para la rubia muñeca, quien solía ser adaptada hacia actividades comunes para la mujer de la época, como niñera, enfermera, diseñadora y sobrecargo.
Por aquellos tiempos, la matemática Katherine Johnsson, la programadora Dorothy Vaughan y las ingenieras Mary Jackson y Christine Darden, llamadas “Figuras ocultas”, en contra de la discriminación racial característica de los años 60 en Estados Unidos, lograron formar parte del Langley Research Center de la NASA, donde realizaron cálculos para diversas pruebas y misiones, entre las que se encuentra el Apollo 11.
No fue hasta 1983 cuando finalmente el país norteamericano reclutó a una mujer dentro de su programa espacial. Sally Ride fue parte del equipo de la misión STS-7 del transbordador espacial Challenger. Le siguió Judith Resnik en la misión STS 41-D del Discovery, en 1985, quien lamentablemente, junto con la maestra Christa McAuliffe, falleció en la explosión del Challenger un año después.
Apenas este 2019 fue testigo de la primera caminata espacial realizada en su totalidad por mujeres. En octubre, las astronautas Christina Koch y Jessica Meir permanecieron más de 7 horas fuera de la Estación Espacial Internacional (EEI), con el objetivo de reemplazar un controlador de energía. La misión había sido planeada para el 29 de marzo, en la que también participaría Koch junto con su compañera Anne McClain, sin embargo, fue cancelada debido a que dentro de la estación solo existía un traje con las medidas requeridas para las astronautas.
La misión Artemisa, en referencia a la hermana gemela de Apolo, según la mitología griega, acabará con una brecha de más de 50 años para la mujer en los viajes fuera del planeta. Sin embargo, como ha reiterado Marin Alsop, primera mujer titular de una orquesta en Austria (Orquesta Sinfónica de la Radio de Viena), capital mundial de la música, estaremos a la espera de aquel momento en que ser “la primera mujer” no sea una noticia: “Estoy muy honrada de ser la primera, pero también estoy impactada de que, en este año, en este siglo, puedan seguir existiendo “las primeras” para las mujeres”, enfatizó durante su designación el año pasado.