No pasaban de las 18 horas del martes 14 de enero, cuando en uno de los portales del Zócalo de Puebla se escucharon dos detonaciones de arma de fuego. Conocedores opinan que pudieron haber sido del calibre .9mm o .380.
Durante breves minutos la tranquilidad de comensales, pacientes y comerciantes se vio interrumpida.
El temor de que pudiera haber ocurrido un asalto como el que días pasados sufrió la empresa Telcel de esa zona, los llevó a tomar precaución para asomarse al lugar de dónde provinieron las detonaciones.
El breve silencio también llamó la atención de automovilistas que descendieron la velocidad de sus vehículos y qué con precaución cruzaron Avenida Reforma y otros la 16 de septiembre y 3 Oriente, ante el temor de que pudiera desatarse en cualquier momento una balacera.
Y no está por demás. Antes de las detonaciones de arma de fuego, la ciudad de Puebla fue escenario de múltiples asaltos, una escuela de ingeniería, un negocio de venta de pozole, además de robos a mano armada en transporte público; todo esto llevó a quienes escucharon las detonaciones a sentir temor.
Después de las detonaciones y una aparente calma, dos versiones comenzaron a circular con relación a las detonaciones.
La primera fue de la Secretaría de Seguridad Ciudadana a través de redes sociales, el reporte decía que se trató de un "intenso" cuestionamiento a los que se encontraban por el lugar, determinaron que no hubo ninguna detonación y que todo estaba "sin novedad".
La segunda versión fue tan poco creíble como la primera, en esta ocasión inspectores del ayuntamiento dijeron que dos menores habían aventado petardos y que estos habían provocado el escándalo, pero que ya habían sido detenidos y no había problema.
Ninguno de los dos casos fue cierto.
Alguien pasó por ese lugar y en señal de advertencia detonó un arma de fuego en dos ocasiones y después se retiró.
Quién lo hizo estaba totalmente seguro de que la policía iba a tardar en llegar y no se equivocó, una hora después de los dos disparos diversas patrullas de la Policía Municipal llegaron al lugar y todos nada más se bajaron estirar las piernas porque ya no había nada que investigar.
En poco tiempo la ciudad de Puebla se ha convertido en escenario de violentos asaltos a tiendas comerciales, restaurantes, al transporte público, y ni que se diga al ausente y al robo de autopartes.
El primer cuadro de la ciudad es un ejemplo de la falta de seguridad, pese a todos los dispositivos que aseguran existe y dónde más de 100 policías presumen realizar vigilancia.
El mismo martes se constató lo aquí dicho, pasó una hora para que pudiera llegar la Policía Municipal después de las dos detonaciones.
Mientras nadie supo aclarar qué estaba pasando y muchos poblanos fueron presa del miedo que no les deja salir de sus casas, miedo que los mantiene encerrados, mientras que los delincuentes andan libres.
Nos vemos cuando nos veamos.