Personajes del pasado reciente, sobrevivientes al cambio de mapa con la llegada de Andrés Manuel López Obrador al poder, la caída del helicóptero en el que viajaban los Alonso Hidalgo-Moreno Valle y la derrota del PRI, pueden dejar de contener la respiración y postergar para otro momento lo que mejor han hecho a partir del nuevo mapa: nadar de a muertito.
Se trata del dirigente de la CTM en Puebla, Leobardo Soto Martínez, un colaboracionista del extinto Rafael Moreno Valle; Mario Rincón González, operador electoral del mismo grupo; y de Othón González Ruiz, cercano como pocos al ex gobernador de Veracruz, Javier Duarte, acusado de diversos delitos.
Los tres personajes forman parte de un sistema político en donde la componenda es divisa, y no obstante, se les acaba de extender una ampliación de vigencia que no tiene desperdicio alguno, incluso a la luz de la nueva escena política.
Embriones de los mismos personajes de la política mexicana, líderes del sindicalismo que propiciaron que se llenaran planas enteras de artículos, ensayos y cartones humorísticos que los ha dibujado de cuerpo entero: figuras de un charrismo sindical caciquil antidemocrático.
Las figuras de Carlos Aceves del Olmo, en la Confederación de Trabajadores de México y Elba Esther Gordillo Morales, ex presidenta del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación. Ambos personajes tienen en perfiles locales una representación que busca con dificultad adaptarse a la nueva realidad.
La presencia de López Obrador en el 84 aniversario de la creación de la Confederación de Trabajadores de México permitió al dirigente local de esa central tener certeza momentánea, no obstante la ‘guerrita’ desatada recientemente en contra del gobierno de Miguel Barbosa a través del Consejo Taxista.
En la otra escena está Rincón González, el ex operador del grupo de Moreno Valle y que tiene el récord de haber ocupado el mayor número de cargos públicos y políticos en el sexenio del ex gobernador que falleció el 24 de diciembre.
En la actualidad está encargado de las Redes Sociales Progresistas en Veracruz. En Puebla no tuvo espacio en esa agrupación ante el rechazo general del gremio magisterial y la clase política por la forma torpe y brusca de persuadir a adversarios políticos.
Si la validación de las Redes Sociales Progresistas como nueva fuerza política en el sistema de partidos en México permitirá a Mario Rincón extender su permanencia como actor de reparto en la cuota partidaria de organismos de Elba Esther Gordillo, algo similar ocurre con Othón González, un ex duartista veracruzano venido a menos.
Bajo la tesis de que con la prerrogativa sucede con el presupuesto y que vivir fuera de él es un error, este personaje busca regresar a la escena del que fue echado con la caída en desgracia de dos de sus padrinos con Fidel Herrera y Javier Duarte, el encarcelamiento de Elba Esther y el cierre de sus periódicos, a través de los cuales acostumbraba a lisonjear o castigar a los detractores de los amos a los que sirvió.
Todos ya se frotan las manos por el advenimiento de los idus de marzo, incluso por encima del desprestigio con el que cada una carga de día y de noche, incluso a la moralizante línea discursiva de la Cuarta Transformación que ya tiene sus propios cadáveres, insepultos y putrefactos