Arturo Martínez Bermúdez, uno de los titulares de la Fiscalía General del Estado, será otro que va pasar a la historia de los personajes ligados a múltiples casos de corrupción, que de la noche a la mañana se hizo de propiedades, vehículos de lujo, además de suficiente efectivo para una o dos generaciones.

El poseedor de un vehículo Camaro Dorado, obtenido como regalo de manos de uno de los capos del crimen organizado en Puebla, es además un eslabón para entender el millonario negocio del aseguramiento y resguardo de vehículos asegurados por la Fiscalía General del Estado, para diversos tipos de investigación, entre estos el robo de vehículos.

Su relación con Martín Villareal, propietario de un corralón de vehículos, ubicado en un cerro cercano al Cereso de San Miguel, así como de un hombre de apodo Bigotes, heredero del extinto Horacio Cerón Canto, de más de una decena de grúas, con el logotipo de Antorcha Campesina, además de Vesar Zotarriva Sánchez, los ha llevado a todos a acumular dinero que nunca antes se imaginaron.

Reportes llegados a esta columna, que piden la gracia del anonimato, ponen en antecedentes cómo funciona el aseguramiento de vehículos, el encierro de los mismos, además de su devolución y otros casos decomiso total de las unidades para que luego sean transformadas y vendidas como de uso, principalmente trailers

Para nadie es extraño como opera el negocio de grúas para el aseguramiento y traslado de vehículos que o se ven involucrados en un hecho de tránsito o son recuperados al ser reportados como robados.

Primero el arrastre tiene un costo muy por arriba de lo permitido, luego estas mismas son llevados a corrales particulares donde existe otro cobro para la devolución, además del pago de piso y del reacomodo, al final resulta más caro recuperar una de estas unidades que comprar otra y muchas de estas son abandonadas por el propietario.

Tan solo bastan 6 meses para que la FGE decrete el abandono de este tipo de unidades, principalmente trailers y camiones de carga y estos son enviados a la zona de chatarra, aunque muchos son reconstruidos en talleres particulares y luego vendidos con todo y placas, gracias al contubernio donde tienen le entran autoridades federales y que tienen además que ver con el libre paso en carreteras, con una simple clave para patrullas del Estado, federales y municipales

De los otros vehículos que pasan como chatarra, antes de que sean aplanados y formados en cubos, primero son desmantelados, les quitan llantas, asientos, autopartes, lo que significa otro negocio de un grupo de tranzas.

Y todo este abuso que pasa por fraude y  termina en delito, no sería completo sino intervinieran personajes de la FGE, como el mismo Bermúdez, además de otros como Fidel Sánchez Rueda, de aseguramiento de vehículos y otros más que tienen toda la protección de la misma institución que deberían de proteger a los ciudadanos

Nos vemos cuando nos veamos.