Nunca como en este periodo las autoridades sanitarias habían estado ante un reto como el que el virus Covid-19 impone a nivel global. Puebla desde luego no escapa a esa circunstancia, pues el nivel de propagación desde la perspectiva numérica es asombroso.

Según estudios de especialistas que participaron en un panel, que incluyó a estudiosos de la salud humana, economistas y expertos en el área de la comunicación de México, Boston, California y Houston, la propagación es aritméticamente sorprendente.

Datos proporcionados por uno de los panelistas al autor de la Parabolica.mx establecen que una persona contagiada con el Coronavirus puede generar una cadena de contagio en cinco días, de hasta 98 víctimas más.

Esa misma hipotética portadora del virus asiático podría alcanzar a transmitir el padecimiento, en un lapso de 14 días más, hasta 375 mil. La teoría se explica desde el ejemplo más elemental y contundente: una sola persona con el virus terminó por contaminar al resto del mundo.

Un argumento que parece imbatible, pues en naciones con economías más robustas y sistemas de salud mucho más avanzados han terminado por padecer la presencia de este nuevo padecimiento en el orbe.

El reto se hace mayúsculo cuando se observa desde el ámbito local. Nuestro microcosmos está plagado de dificultades frente a la pandemia que orilló al cierre de los comercios de mayor valor en los circuitos financieros y accionistas.

Cuando la mañana de este miércoles el secretario de Salud, Jorge Humberto Uribe Téllez hablaba de un total de 92 personas había dado positivo con el Covid-19, en realidad ya se habría superado la capacidad numérica de camas para cuidados intensivos en el territorio estatal, que de acuerdo con cálculos de especialistas es de 89.

Uno de los males del sistema de salud, en el pasado, fue el de la construcción de hospitales y clínicas, sin equipamiento ni personales adecuado para conseguir un sistema de atención médica suficientemente solvente en condiciones de relativa normalidad.

La conducta frívola de hacer infraestructura hospitalaria que luego se supo, era en realidad un cascarón, podría tener serias consecuencias si es que el periodo de confinamiento no es eficaz para evitar la propagación de este padecimiento.

En un escenario hipotético como el italiano, Puebla requeriría unas 100 camas para cuidados intensivos adicionales a las ya existentes, en un periodo de 30 días, una tarea titánica, sin duda.
No es privativo de Puebla, porque esa misma condición es compartida con otras entidades como Tlaxcala, Yucatán o Quintana Roo.