El día de ayer, el gobernador Barbosa dio una cifra que por más dura que resulte, está apegada a la realidad de una pandemia que empieza a mostrar su poder en nuestra tierra.

De tres fallecimientos registrados hasta la mañana del domingo por Covid-19, para el lunes amanecimos con nueve.

Una de las principales herramientas para enfrentar la pandemia del coronavirus es el conocimiento real de los números, por más crueles que estos resulten y eso es lo que hizo el gobierno estatal.

Sin esconder, ni dosificar las cifras, en Puebla se nos informó de esas nueve pérdidas humanas a causa del Covid-19.

Desafortunadamente, esa apertura no coincide con la del gobierno federal que por la noche, en la conferencia conducida por el doctor Hugo López Gatell, presentó números diferentes. Dijera el clásico: el doctor tiene otros datos.

Resulta que en la gráfica sobre el número de muertos que mostró la Presidencia, Puebla apareció con dos muertes por Covid-19, contrastando con las nueve registradas por el gobierno local.

Hay que decir que el estado cierra sus números la noche anterior al de la conferencia matutina de Miguel Barbosa. Y el gobierno federal cierra números seis horas antes de su rueda de prensa.

Es decir, que tuvieron tiempo de sobra para cruzar la información y una de dos, o en la federación no tienen la capacidad para recabar los datos de los estados, o el doctor Gatell es un mentiroso.

Y si así como lo hace con Puebla, la federación maquilla la información del resto de los estados, las verdaderas cifras podrían ser alarmantes.

La vacuna que podría ayudarnos vs el Covid-19

Una cicatriz que en el brazo portamos prácticamente todos los mexicanos, podría ser la causante de que el Coronavirus no pegue con la misma dureza que a otros países.

Me refiero a la marca que deja en el brazo la vacuna contra la Tuberculosis, toda vez que un primer estudio encontró marcadas diferencias ente los países que tienen la vacuna BCG dentro de su cuadro obligatorio de vacunación.

Aunque no es más que una investigación sujeta a un protocolo médico que deberá pasar diversas etapas y estudios de respaldo científico, antes de darle la certeza médica, la realidad es que la simple posibilidad resulta más que esperanzadora para México y los mexicanos que contempla esta vacuna como parte de la cartilla nacional.

El pasado 31 de marzo se registraron en ClinicalTrials.gov dos nuevas investigaciones en busca de protección vacunal frente al nuevo coronavirus SARS-CoV-2 y la COVID-19.

Se trata de dos estudios en fase 3 con una vacuna ya centenaria, la BCG: NCT04328441 y NCT04327206.

Desde hace ya años se ha llamado la atención sobre ciertas observaciones epidemiológicas que indican que algunas vacunas (como las de la tuberculosis -BCG-, la del sarampión y la vacuna oral de la polio) podrían tener efectos heterólogos.

Y aunque un grupo de expertos ha cuestionado el estudio por faltarle un mayor sustento, otros estudiosos le han dado condiciones de plausible, verosímil e importante.

La base que dio origen a esta investigación, es la diferencia del impacto del Covid-19 en países que no aplican la vacuna de forma obligatoria como los europeos, contra otros como Japón en donde ha sido menor.

Sin darle un valor más allá de lo que es una primera hipótesis médica, y por ser México un país en donde la vacuna BCG contra la Tuberculosis se aplica dentro del cuadro obligatorio, podríamos ser beneficiarios involuntarios de este descubrimiento.

Imagínense que esa marca en el brazo que portamos desde nuestra infancia, terminara por darnos un trato distinto ante el arribo de la pandemia.

Lamentablemente, esta que sería una gran noticia, no es más que una más de las innumerables investigaciones sobre las que hoy trabajan los científicos de todo el mundo.

Por el momento no tenemos más que quedarnos en casa.