Nunca el destino final de las personas como la muerte fue un escenario tan asequible como en este momento de crisis sanitaria derivada del Covid-19, el virus que llegó de Asia para quedarse, según han dicho diversos expertos.

Aunque somos un país que por cultura y tradición veneramos a la muerte cada determinado periodo del año, nunca como ahora había dejado de ser una festividad gozosa para recordar a quienes se han anticipado a la cita impostergable.

En las manos del autor de la columna descansa un ejemplar del protocolo en el manejo de cadáveres, víctimas del Coronavirus, que entre otras cosas, sugiere evitar “rituales fúnebres” como los tradicionales velorios, misas de cuerpo presente que “conlleven reuniones o aglomeraciones de personas en contacto con el cuerpo”, una postura impensable hasta antes de la llegada de la pandemia.

Guia Operativa para el mane... by Intolerancia Diario on Scribd

De acuerdo con este documento, “en todo momento debe prevalecer el respeto y la compasión humana por las personas que han perdido a un ser querido. No se debe tolerar cualquier actitud que discrimine o estigmatice al fallecido y su familia derivado del diagnóstico”.

El nombre del documento: Guía Operativa para el manejo de cadáveres de COVID-19 (Enfermedad por SARS-CoV-2) elaborado por el Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado, se observa en la carátula.

El sólo hecho de conocer la existencia de un manual que norma el manejo de víctimas mortales que hasta antes de la navidad de 2019 no conocíamos con detalle en México vuelve a ubicarnos en el pináculo de una crisis de dimensiones inimaginables en materia de salud, económica y, ahora lo sabemos, hasta de asimilar la muerte desde una perspectiva menos esotérica, cultural y folclórica y si como un hecho cierto.

En el apartado del tratamiento del cadáver, destaca el documento de 22 cuartillas, establece con claridad que “los principios de precaución y dignidad humana se deben de cumplir siempre en todo momento de la manipulación” del cuerpo sin vida.

Y añade que “todo el personal que interviene en el manejo, traslado y disposición final de los cadáveres confirmados o sospechosos de la infección (Covid-19), deberán cumplir con las normas de bioseguridad, el uso de equipo de protección personal”.

Las víctimas mortales del padecimiento podrán ser inhumadas o cremadas, sin embargo se deberá realizar en un plazo breve, casi inmediato para evitar correr riesgos de contagio.

Incluso las autopsias se deberán efectuar en “un ambiente seguro, cumpliendo con las recomendaciones respecto del equipo de protección personal”.

El cadáver debe mantenerse íntegro y limitar al máximo su manipulación, teniendo especial atención al movilizar o amortajar el cuerpo evitando contacto directo con fluidos o heces fecales, utilizando en todo momento máscaras de filtración N95 (nunca capabocas)”.

Incluso “el manejo de los cuerpos se deberá efectuar en el interior de una bolsa de traslado de cadáver biodegradable que reúna las condiciones técnicas sanitarias de resistencia a la presión de los gases en su interior e impermeabilidad”.

En cuanto al féretro y destino final, el protocolo diseñado en el ISSSTE indica que “la disposición final del cadáver será preferiblemente mediante cremación. Cuando no se cuente con ese tipo de instalaciones en el territorio en donde ocurrió el deceso, se practicará la inhumación”.

Los tiempos de la pandemia obligan a modificar muchos de los usos y costumbres de una milenaria cultura, hasta la mortuaria.