Nuestro personaje se llama Leonardo N., ingresó a la entonces Procuraduría General de Justicia, en la administración de Blanca Laura Villeda Martínez, por recomendación de su tía quien era la coordinadora general administrativa.

Desde ese momento se hizo cargo del mantenimiento y remodelación de todas las instalaciones de esas dependencias, que ahora es la Fiscalía General del Estado, lo que le ha generado múltiples y jugosas ganancias de los proveedores a quienes les proporcionó y proporciona ventajosos contratos que le dejan sus cuantiosas comisiones.

Este hombre es ahora uno de los servidores públicos con más dinero que otros funcionarios de la FGE, sin tener ninguna licenciatura y solo terminada la preparatoria.

La historia del personaje, dentro de la política poblana fue en la misma administración de Mario Marín Torres, con una mano adelante y otra atrás, es decir, sin un solo peso y sin saber qué rumbo iba a tomar su vida, eso sí, de la mano de su tía, la contadora.

Durante la administración de Rafael Moreno Valle, como gobernador de Puebla, su cargo público y sus ganancias fueron los mismos, nadie se preocupó por practicarle una auditoria y siguió acumulando sus ganancias.

El cambio de gobierno a la Cuarta Transformación le llegó como anillo al dedo, no solo siguió a cargo del mantenimiento de los inmuebles de la FGR, además de designar a los proveedores de servicios, sino que también le dieron la redituable tareas de asignar vehículos nuevos o cambio de unidades, lo que además de generarle otras ganancias económicas, también le genera lazos políticos.

Nuestro personaje no solo se ha llenado los bolsillos de dinero, también se ha llenado de soberbia, presume y alardea de la estrecha amistad que dice tener con el fiscal General del Estado, además del oficial mayor, a grado tal de que ya le apartaron un lugar en la masonería a la que pertenecen.

Pero, Don Leonardo N. sigue aún inconforme y quiere más, se ha aliado, incluso de manera sentimental con una mujer a la que se le conoce como “La dama de las tranzas alegres”, quien por lo cierto es la esposa de un secretario particular de un político priista, que además está enterado, pero a cambio de beneficios e información privilegiada, prefiere ver para otro lado.

¿Qué cosas no?

Nos vemos cuando nos veamos