Como si se tratara de una pieza de teatro del absurdo, este jueves deberá quedar escrita como un día de bochorno por los desfiguros de una clase política que adolece de todo, hasta de conocimientos básicos.
Un conjunto de diputados protagonizaron la más bochornosa escena de una puesta que adolece de coherencia, detrás de la cual, está un conjunto de partidos políticos que premia la cuota partidaria en lugar de privilegiar experiencia, conocimiento, sensibilidad y empatía.
Varios son los ejemplos, pero uno sobresale: Nibardo Hernández Sánchez, de militancia priista y de origen antorchista. En una sesión virtual dijo convencido que el Coronavirus había sido creado en Estados Unidos ‘y está diseñado el virus para la gente más vulnerable’ (sic).
La ocurrencia de este analfabeta funcional llegó hasta la Universidad de Texas, en Galvestón en donde un científico mexicano de nombre Alfredo Torres recomendara exámenes de conocimientos básicos para evitar episodios de vergüenza.
Ese científico es poblano y hace años colaboró con el subsecretario Hugo López-Gatell en ‘proyectos de salud global’ en México y Colombia. De ese tamaño el desfiguro del antorchista, diputado y priista.
No fue el único, detrás quedó el señor de los azotes y la autoinmolación política, el ‘hombre libre’ y perseguido José Juan Espinosa, del Partido del Trabajo y a quien cada vez le surgen más escándalos de corrupción y traiciones.
En internet también se exhibió como ignorante, y mentiroso durante la sesión que presidió la panista Mónica Rodríguez. Acusó a Gabriel Biestro, su ex compañero de bancada de complotar para tirar la señal de wifi e interrumpir la sesión que se efectuaba a través de la plataforma zoom
Biestro, con quien el petista comenzó a tener diferencia de forma y de fondo en las decisiones de la Cámara de Diputados, parece tener dotes extraordinarias como para influir en la infraestructura de las proveedoras de voz, datos a internet con el sólo propósito de callar las estridencias del petista y e morenovallista. Otra vergüenza.
Internet supone nuevos paradigmas y una nueva y más capacitada clase política. A los oportunistas los exhibe como tal, a los ignorantes los magnifica, a quienes buscan la manipulación se les descubre como personas sin escrúpulos y a quienes adolecen de gracia, los coloca en el lugar que les corresponde invariablemente.
La diputada federal Nayeli Salvatori, de quien ya se ha dicho terminó por jugar el papel de Carmen Salinas en la Cuarta Transformación tampoco podía escapar al escrutinio de la red.
Con más perfil para el chiste y la ocurrencia que para la gran tribuna, colocó en Tik Tok lo que parecía una broma con una toma del patio central de San Lázaro, con lo que refrendó su condición llena de frivolidad, ajena a la exigencia del nuevo tiempo de pandemia.
Nuestros legisladores son, como ya se pudo ver, un conjunto de personajes de medio pelo en una puesta en escena estrambótica, sin aparente lógica y que permiten establecer cierta semejanza con el teatro del absurdo que se escribió en la primera mitad del siglo pasado, pero sin tanta gracia.