La revista 6 Toros 6 ha dejado de salir en su versión impresa, porque debido a las circunstancias es imposible que llegue a los kioscos. Además, no hay ferias, ni corridas, ni toreros que necesiten anunciarse y por lo tanto, no hay lectores que la compren, ni emprendedores que requieran publicidad. La pandemia ha detenido los relojes como en una verónica lo hacen -lo hacían- los grandes toreros.
Desde que la descubrí, la revista me ha gustado mucho. Pienso que no sólo es una publicación de toros, es además, un documento cultural y un registro histórico de la tauromaquia moderna.
La primera revista de 6 Toros 6 que tuve en mis manos, fue la de diciembre de 1997. Para mí, los ejemplares que conservo empastados son una colección de sueños, de los míos y de los de otros. En sus páginas están los toreros que seguí y que ya se fueron, José Miguel Arroyo Joselito por encima de todos. 6 Toros 6 me ha enseñado mucho acerca de una pasión que me exalta. Por decir algo, en sus páginas conocí las fotografías surrealistas de Lucien Clergue. Aprendí que el alano español es un perro de raza torera, porque su morfología y carácter son muy propicios para el manejo del toro bravo y por ello, forman parte de la tradición ganadera española. Siempre me encantaron las “Fotos con solera”, soy un entusiasta del pasado y esas imágenes en color sepia son un pasaje a la nostalgia de amar y echar de menos lo que no se conoció. En la “Tauromaquia lírica” descubrí que el maestro Robert Ryan no sólo fue un gran torero, sino que también es un excelso poeta. Con esa publicación me volví devoto del escritor Antonio Caballero, sus artículos -que aparecían en la última página- eran el postre de un festín. Todo ello, entre muchas otras cosas por demás interesantes y bellas.
El toreo es fugaz, por eso existe la fotografía taurina y también, las crónicas de toros. La fugacidad con la que se dan los hechos en la arena, requieren de las imágenes y de las palabras para perpetuarse. Una revista como 6 Toros 6 ayuda a perpetuar lo visto, a resucitar lo vivido y si no se tuvo la oportunidad de testificar una gran faena, una terrible cornada, una bronca mítica, verlo en las páginas satinadas, nos permite relatarlo como si hubiéramos estado allí y en barrera de primera fila.
Debido a las circunstancias, el castigo recibido por el ámbito taurino ha sido durísimo. Sin corridas no hay ingresos y todavía no alcanzamos a dimensionar la potencia del golpe recibido. Entre las muy malas noticias hay unas que en lo particular, me parecen peores. Me afectan por la devoción que uno siente por determinadas cosas. Por eso, me conmueve que 6 Toros 6 esté publicando en electrónico y de manera gratuita, está buscando sobrevivir en el entendido de que el que claudique, lo hará para siempre.
¿Cómo será el mundo del toreo cuando se termine la amenaza? Es un hecho que el ámbito de la tauromaquia cambiará sensiblemente, pero yo también lo estoy haciendo. El encierro me obliga a pasar muchos momentos conmigo mismo. En esa íntima soledad, las reflexiones me han llevado a cuestionarme y es una resolución definitiva, cuando todo pase, yo no quiero volver a ser el mismo de antes. Después de vivir un evento en el que el mundo ha colapsado, he comprendido que el tiempo es un tesoro. La gente y las instituciones del toro y desde luego, también la prensa taurina, todos, tenemos un disyuntiva: reinventarnos o desaparecer.