Ya debe de estar enterado el lector, que la Agencia Estatal de Investigación, se aventó un oso en temporada de Coronavirus, porque se equivocaron en el cumplimiento de una orden de aprehensión, y que a un empresario alemán no sólo lo confundieron con delincuente sino que además le pegaron hasta por debajo de las muelas.

Exacto, es el caso de Chedraui Selecto, donde agentes ministeriales, interceptaron a un hombre, a quién sin decirle más golpearon, arrastraron subieron a su vehículo, sin razón social, para retirarse, cómo se retiran quienes perpetúan secuestros.

Cuando se enteraron que se equivocaron de víctima, lo bajaron de su vehículo y con un "usted disculpe", lo dejaron y se retiraron. Ahora van a enfrentar a la embajada alemana, que en las próximas horas, va a presentar una enérgica queja por abuso de autoridad.

Usted lo recuerda la mañana del jueves 30 de abril la "tranquilidad" con la que actualmente vivimos los poblanos, en medio de una pandemia, de inseguridad y crisis económica se vio interrumpida para clientes de la zona comercial, donde se ubica Chedraui Selecto.

Aunado al miedo por los contagios de un virus invisible, al miedo de los asaltos, se anexaron los gritos de un hombre que pedía auxilio, cuando era sometido por cuatro sujetos y una mujer que portaban armas de asalto, a quienes les decía de manera implorante "no tengo lana", como si pensara que se trataba de un asalto, al mismo tiempo de que pedía auxilio.

Los captores no portaban uniforme alguno, el vehículo en qué se transportaban no tenía razón social, todo parecía indicar que se trataba de un secuestro, sobre todo porque los desconocidos jamás se identificaron, por lo menos ante la gente que los vio agandallarse con una sola persona cuando ellos eran cinco.

Quienes presenciaron el levantón no intervinieron ante el temor de que uno de los protagonistas pudiera soltar un balazo, aunque no faltó quien tomará su teléfono y utilizará su video para dejar plasmado lo que en esos momentos consideraban un delito grave.

La respuesta de unos de los desconocidos, al darse cuenta de que lo pescaron infraganti, no fue de identificarse como policía ministerial, se abalanzó contra quién llevaba el celular y dando rienda suelta a los protocolos que aprendió dijo amablemente "qué estás filmando cabrón", al mismo tiempo que se abalanzó para quitarle el teléfono.

Tal acción no dejó otra alternativa que pensar que si se trataba de un secuestro, de inmediato las redes sociales dieron cuenta de un delito que se había perpetrado a plena luz del día en un centro comercial, donde se presume una intensa presencia policíaca.

Más tarde resultó que si se trató de una orden de aprehensión, que la persona levantada estaría relacionada con algún delito. Seguramente por la forma en que lo trataron, sería algún integrante del crimen organizado, aunque se me olvidó comentarle que él no iba armado, que tampoco puso resistencia, sólo pedía perdón y auxilio.

Un escueto reporte vía Twitter enviado por la FGE, no pedía disculpas por el actuar de los agentes, que en realidad atemorizaron a los que vieron lo ocurrido, sólo informaba que se había tratado de una orden de aprehensión, y nada más. Y a quién le guste.

Les faltó decir "así somos y qué". Ahora quién va a pagar los platos rotos.

Nos vemos cuando nos veamos.